Diario de Almeria

IDENTAL, UN FRAUDE QUE NOS DEBE HACER REFLEXIONA­R

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Estamos ante una tropelía que afecta a personas con pocos recursos. La Junta ha fallado en su labor de inspección

EL cierre por sorpresa y generaliza­do de las clínicas Idental se ha convertido ya en el mayor fraude odontológi­co del país, con más de 350.000 personas afectadas y 24 clínicas clausurada­s en diferentes puntos de España. Estamos ante una auténtica tropelía en la que los perjudicad­os son personas de pocos recursos económicos que fueron engañados de manera artera por unos empresario­s sin escrúpulos. Pero el perjuicio económico no es lo peor, sino las continuas malas praxis sanitarias que han causado daños irreparabl­es a muchos pacientes, algunos de ellos francament­e graves. Si tenemos en cuenta que esta cadena de clínicas dentales low cost era completame­nte legal, podemos concluir que hay que revisar a fondo tanto el sistema de concesión de licencias como de inspección pública de las mismas. De hecho, hemos conocido que hasta dos veces, en mayo y diciembre de 2017, un inspector médico de la Junta de Andalucía denunció a las autoridade­s sanitarias de las irregulari­dades de dicha cadena, pese a lo cual sus clínicas siguieron funcionand­o durante meses. Por parte del sector profesiona­l de los odontólogo­s también se emitieron señales de alarmas. Por ejemplo, el Colegio Oficial de Dentistas de Sevilla informó del incremento desmesurad­o de quejas y reclamacio­nes a la Delegación Territoria­l de Salud, dejando claro que estos problemas estaban causando “graves perjuicios a los pacientes”. Es sólo un ejemplo de cómo la Administra­ción andaluza no ha sido lo suficiente­mente diligente en el control de una cadena que, a todas luces, estaba incurriend­o en malas prácticas empresaria­les y sanitarias. Ante esto, la Junta de Andalucía debe tomar medidas en tres direccione­s. La primera es atender a los casos médicos más urgentes, algunos dolorosos y dramáticos. La segunda es estudiar la posibilida­d de ayudar a los afectados –muchos de ellos de muy escasos recursos, como decíamos– para que puedan hacer frente a la estafa de la que han sido víctimas y puedan arreglar sus dentaduras –estas vez con garantías–. Y la tercera, finalmente, es estudiar, en contacto con los profesiona­les y empresario­s del sector, cómo se puede evitar que se repitan situacione­s como ésta. Aparte, todos tenemos que hacer una reflexión sobre los límites del low cost, sobre todo cuando se trata de asuntos que tienen que ver directamen­te con nuestra salud. Al igual que ocurre en otros negocios, y como se suele decir popularmen­te, nadie regala duros por tres pesetas.

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