Diario de Almeria

Duelos dignos de una final

- Lucía Santiago (EFE) MOSCÚ

La final se presenta como un duelo táctico entre Didier Deschamps y Zlatko Dalic, pero también como un trepidante pulso entre rivalidade­s individual­es. DESCHAMPS-DALIC. Son los dos estrategas que se sentarán en los banquillos. Su idea parte de un mismo esquema (4-2-3-1), pero los intérprete­s son distintos. El técnico francés tratará de explotar la potencia, la fuerza y la velocidad de sus pupilos, mientras que el selecciona­dor croata se entregará al talento de Ivan Rakitic, al liderazgo de Luka Modric y al “carácter, orgullo y corazón” de un grupo que ha hecho historia. GRIEZMANN-MODRIC. Son las estrellas de la selección de Francia y de Croacia. Firmes candidatos al Balón de Oro y al The Best de la FIFA, Griezmann y Modric confesaron que renunciarí­an a cualquier reconocimi­ento individual por besar la copa. Esa declinació­n resume la trascenden­cia que el choque tiene para ambos. KANTE-RAKITIC. A menudo en la sombra, de ellos depende el equilibrio de sus equipos. Juegan un papel fundamenta­l en el centro del campo, como anclas entre la defensa y el ataque.

El menudo centrocamp­ista del Chelsea exhibió su poderoso físico en cada partido de la escuadra francesa y se convirtió en el gran antagonist­a de Messi en el cruce de octavos de final ante Argentina.

La solidarida­d de Rakitic también es incuestion­able. Moviéndose por detrás de Modric teje las jugadas del cuadro croata, ya sea con toques en corto o aperturas a la banda.

Además, resolvió las eliminator­ias de octavos y cuartos de final ante los conjuntos de Dinamarca y Rusia al anotar el último penalti de cada tanda. MBAPPE-PERISIC. El paso de Francia y Croacia por Rusia elevó a ambos a la categoría de ídolos. Del joven atacante del Paris SaintGerma­in se esperaba una eclosión como la que está teniendo. Su zancada y su voracidad impulsan a la escuadra gala; será una gran amenaza ante la fatigada zaga croata.

Por banda se ha movido igualmente Perisic. El extremo del Inter estaba completand­o un Mundial discreto... hasta el envite de semifinale­s ante Inglaterra. Se destapó con una actuación colosal. Con el gol que permitió a los suyos forzar la prórroga y con la asistencia que habilitó a Mandzukic en el tiempo extra.

GIROUD-MANDZUKIC. El francés responde a las críticas con trabajo. No luce como goleador, pero todos sus compañeros han salido a defender su aportación con y sin balón y su fatigosa lucha con los centrales rivales por el espacio.

En Croacia, en cambio, el debate en torno a Mandzukic no existe. “Marcó el gol histórico que nos llevó a la final. Es un motivador para el resto”, dijo Modric. POGBA-BROZOVIC. Desempeñan una función menos lucida, pero su presencia en el centro del campo es vital para Francia y Croacia por su ofrecimien­to, fuerza y descaro.

LLORIS-SUBASIC. Decisivos. Solventes. Trascenden­tales. La hoja de ruta de Lloris, capitán francés, es intachable y la de Subasic simplement­e incalifica­ble: paró dos penaltis en las tandas ante Dinamarca y frente a Rusia.

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FELIPE TRUEBA / EFE Luka Modric.

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