Diario de Almeria

Un resurgir en las piedras

El alemán Degenkolb salva la temida jornada de adoquines y firma la victoria en Roubaix La dura jornada no causa estragos en la general, con el belga Van Avermaet aún más líder

- Carlos de Torres (Efe) ROUBAIX

El alemán John Degenkolb (Trek) resurgió en la temida jornada de adoquines y volvió a firmar una gran victoria en la novena etapa del Tour disputada entre Arras y Roubaix con un recorrido de 156,5 kilómetros, en la que el belga Greg van Avermaet (BMC) reforzó el maillot de líder con el segundo puesto.

En una jornada de gran dureza que no causó estragos en la general y los favoritos se mantuviero­n en sus posiciones, Degenkolb, un esprinter y clasicóman­o nacido en Gera hace 29 años, volvió a ganar en Roubaix, pero no en el famoso velódromo donde se impuso en el Infierno del Norte de 2015.

Esta vez levantó los brazos en el centro de la ciudad batiendo en duelo directo al líder Van Avermaet y al otro belga de la escapada definitiva, Yves Lampaert (Quick Step). Una disputa entre especialis­tas que se resolvió por velocidad entre sólo tres corredores, los únicos que fueron capaces de saltarse la disciplina del grupo de favoritos.

Los pavés rompieron la bicicleta de Bardet e hicieron que Dumoulin pinchara una rueda

Era la etapa del miedo, la que exigía cambios materiales, como ruedas especiales con presión menor para amortiguar el trote, y un despliegue excepciona­l de auxiliares por los tramos adoquinado­s, 40 del Sky, uno cada 600 metros con agua y ruedas. Movistar con un despliegue de 42 juegos de ruedas.

Esperaban 21,7 kilómetros de pavés repartidos en 15 sectores. Aroma a Infierno del Norte. Al final nadie se quemó en el infierno de los adoquines, pero caídas, pinchazos y sustos hubo de todos los colores.

Los primeros adoquines a 109 kilómetros de Roubaix rompieron la bicicleta de Bardet y pinchó una rueda a Dumoulin. Mientras, diez hombres marchaban adelantado­s, entre ellos Omar Fraile, Calmejane y de Gendt. En el pelotón el mando lo llevaba el Bora de Peter Sagan, ganador este año de la París-Roubaix.

Bora empezó mostrándos­e en los primeros tramos, pero a diferencia de la clásica de primavera, donde se corre sin respiro desde el primer sector adoquinado, en el Tour se encadenaro­n los tiranos y los momentos de reagrupami­ento.

Sky siempre estuvo atento en la entrada a las piedras, con Kwiatkowsk­i de locomotora hasta que el polaco se fue al suelo, pero el Quick Step asomaba de vez en cuando, como en el sector 8 de Mons-en-Pèvèle cuando atacaron Lampaert y Gilbert poco después de una caída de Froome y su compañero Moscon.

La clave llegó en el penúltimo sector, el de Camphin en Pévéle, a 16 de meta, cuando atacó Lampaert. Sólo lo siguieron Van Avermaet y Degenkolb. Abrieron hueco y se decidió la etapa.

Por detrás hubo conformism­o, aunque lo intentó Valverde, sin permiso del pelotón. Los favoritos se dieron la mano y el trío de cabeza se la jugaron con un final propia del ciclismo en pista. Como si estuvieran en el velódromo. Miradas, amagos y Degenkolg que zanja el asunto con una arrancada letal.

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YOAN VALAT / EFE John Degenkolb levanta los brazos para celebrar su victoria en la novena etapa del Tour, con Van Avermaet tras él.

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