Diario de Almeria

La mejor medicina: un discurso gris

● Lejos del estilo incendiari­o de su antecesor, Biden tuvo una intervenci­ón anodina

- B. Pascual

Las palabras “esperanza”, “decencia” y “unidad” resonaron con fuerza en el discurso de investidur­a de Biden. Algunos expertos considerar­on su intervenci­ón “mediocre” e incluso “aburrida”, pero quizás eso es justo lo que el país necesita.

“Ha sido una ensalada de palabras con muchos conceptos abstractos que no se sostenían”, dijo el profesor de Política de la Universida­d George Washington, Michael Cornfield. A su juicio, lo que Estados Unidos recordará de la jornada es la llegada a la vicepresid­encia de Kamala Harris, quien se convirtió en la primera mujer, la primera afroameric­ana y la primera persona de origen asiático en acceder al cargo.

Biden nunca ha sido un gran orador. Tuvo que superar su tartamudez cuando era niño y suele salirse del guión, pero su fortaleza es la capacidad para aprobar medidas concretas y lograr consensos con el otro bando ideológico, al que tendió la mano.

En una parte del discurso, el demócrata prometió explícitam­ente que será “el presidente de todos los estadounid­enses”, un lugar común al que recurriero­n todos sus antecesore­s con excepción de Donald Trump, quien hace justo cuatro años en su discurso de investidur­a ofreció una visión oscura del país.

Y así, mientras el sol brillaba y, por un momento, caían copos de nieve, Biden tendía puentes para curar las heridas del país y superar las divisiones, personific­adas en el asalto al Capitolio del día 6.

“¿Sabes? Puede que aburrido sea justo lo que el país necesita”, comentó Steffen Schmidt, profesor de Política de la Universida­d de Iowa. “Donald Trump nunca fue aburrido, siempre estabas sentado con las manos agarradas muy fuerte esperando a ver qué era lo siguiente. Y creo que el país estaba cansado de eso. Y aburrido puede ser muy bueno”.

Aunque su discurso no sea recordado como uno de los mejores de la historia de Estados Unidos, Biden sabe que tiene la oportuni

“¿Sabes? Puede que aburrido sea justo lo que el país necesita ahora”, dice un experto

dad de marcar un punto de inflexión, tal y como hicieron otros dos dirigentes: Franklin D. Roosevelt (1933-1945), venerado por haber sacado al país de la Gran Depresión, y Abraham Lincoln, (1861-1865), crucial en mantener a EEUU unido tras la Guerra Civil. Al final, el legado de Biden no dependerá del discurso de hoy, sino de sus primeros cien días y de si, como prometió durante la campaña, logra rescatar la atormentad­a “alma” de EEUU.

Kamala Harris hizo ayer historia al convertirs­e en la primera mujer vicepresid­enta de Estados Unidos, así como la primera afroameric­ana y la primera persona de origen asiático en acceder a este puesto, tras una carrera profesiona­l en la que ya está acostumbra­da a ser una pionera.

Y como tal ayer juró como vicepresid­enta de la mano de otra mujer que ha roto moldes, la jueza Sonia Sotomayor, la primera latina magistrada del Tribunal Supremo de EEUU.

Con su madre como fuente de inspiració­n y provenient­e de una cultura que “produce mujeres fuertes”, Harris ha tenido que recurrir en numerosas ocasiones a esa fortaleza en una trayectori­a marcada por las primeras veces: fue la primera fiscal de distrito afroameric­ana y la primera fiscal general en la historia de California; la primera indio-americana en llegar al Senado y, ahora, marca otro hito al convertirs­e en vicepresid­enta.

Nacida el 20 de octubre de 1964 en Oakland (California), Harris es la hija mayor de una pareja de inmigrante­s –Shyamala Gopalan, una investigad­ora contra el cáncer de la India, y Donald Harris, un economista de Jamaica–, que se divorciaro­n cuando ella tenía 7 años.

Según el medio Politico, tras la separación su madre las crió a ella y a su hermana, Maya, en el piso de arriba de un dúplex de color amarillo en Berkeley (California).

Su nombre, Kamala, hace mención a su origen indio, ya que significa loto y es una de las denominaci­ones de la diosa hindú Lakshami.

Su madre afirmaba en 2004 al diario Los Angeles Times que “una cultura que adora a las diosas produce mujeres fuertes”.

Prueba de la inf luencia de su progenitor­a es que Harris mencionó a su madre durante su discurso en la Convención Nacional Demócrata: “Acepto la nominación a la Vicepresid­encia de Estados Unidos de América. Lo hago comprometi­da con los valores que ella (su madre) me dio, con la Palabra (de Dios) que me enseña a andar con fe, y no por la vista, y con una visión transmitid­a a través de generacion­es de estadounid­enses que Joe Biden comparte”, subrayó.

Pese a su origen multicultu­ral, Harris prefiere describirs­e a sí misma simplement­e como “una estadounid­ense”, y asegura que siempre se ha sentido bien con su identidad, como explica en su autobiogra­fía The Truths We Hold.

La trayectori­a política de Harris ha sido fulgurante: graduada en Ciencias Políticas y Economía en Howard University, una de las universida­des negras por excelencia, se especializ­ó en la lucha contra el crimen.

Entre 2004 y 2011 fue fiscal de distrito en San Francisco y entre ese último año y 2017 ejerció como fiscal general de California.

En 2016 se convirtió en la segunda mujer de raza negra y la primera de origen indio en ganar un escaño en el Senado.

El año pasado lanzó su candidatur­a presidenci­al, aunque no logró convencer para recaudar suficiente­s fondos, por lo que anunció su retirada en diciembre.

Biden la eligió como compañera de fórmula pese a los momentos de tensión que ambos protagoniz­aron mientras Harris era todavía aspirante, como el tira y afloja que vivieron en el segundo debate demócrata.

Como fiscal se opuso al empleo de cámaras corporales por parte de los agentes de Policía y a la legalizaci­ón de la marihuana con fines recreativo­s, aunque sobre este último tema ha modificado su visión.

Se define como pragmática y ahora, con 56 años, se coloca en un puesto de ventaja para convertirs­e en un futuro hipotético en líder del Partido Demócrata, dada la edad de Biden, de 78 años, y su convencimi­ento de que va a ser un presidente “de transición”.

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SAUL LOEB / EP Joe Biden, durante un momento de su discurso.
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EUOPA PRESS Kamala Harris choca los puños con Joe Biden después de prestar ayer juramento como vicepresid­enta de los Estados Unidos.

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