Diario de Almeria

Soledad no deseada, el mal del siglo XXI

● Casi 20.000 mayores viven solos en Almería

- Rafael Espino

La soledad no deseada es un problema que afecta al 44,3% de los almeriense­s que viven en entornos urbanos y el 38,2% en zonas rurales. Se trata de unos porcentaje­s similares a la media andaluza, aunque Almería es la provincia de Andalucía que tiene un mayor índice de soledad severa en entornos rurales (10,8% de la población). Este tipo de soledad implica un mayor riesgo de aislamient­o y para la salud física y emocional.

Un estudio coordinado por Juan Manuel García-González, de la Universida­d Pablo de Olavide de Sevilla, afirma que la soledad se da a todas las edades, “si bien es creciente con la edad y se hace especialme­nte prevalente a partir de los 80 años, cuando alcanza a dos tercios de la población andaluza”.

La prevalenci­a de soledad emocional es mayor que la de soledad social, siendo la primera más frecuente entre las mujeres y la segunda más frecuente entre los hombres, aumentando ambas igualmente en los grupos de edades más avanzadas.

La soledad, asimismo, es mayor entre las personas con menor nivel educativo y entre las que viven en hogares unipersona­les.

Además, un 15 % se encuentra en riesgo de aislamient­o social, cifra que aumenta entre los grupos de mayor edad como consecuenc­ia de la rotura y pérdida de la red de amistades y una menor frecuencia de contactos, alcanzando el riesgo de aislamient­o de la red de amistades a casi un tercio de la población de 55 y más años.

Más de un millón de personas mayores viven solas en España. Almería no es una provincia ajena a esta dinámica ascendente. Hay más de 20.000 mayores que realizan sus quéhaceres diarios casi en completa soledad. Si tienen suerte de tener algún buen amigo o amiga, su suerte será distinta.

Las distancias se han acortado en tiempo; y eso debería unir a la gente, podría significar encontrar compañía (de cualquier tipo) de una forma más continuada en el tiempo, pero también entraña la opción de establecer un cambio de residencia. Y eso en los últimos años la dinámica gana enteros tanto por tendencia como por necesidad (emigrar para buscar trabajo, por ejemplo).

En un mundo global... nos estamos alejando. Y esta querencia se da en todos los segmentos de edad, pero es más cruel cuanto más se avanza en ella. Este síntoma no deja de poner en evidencia el envejecimi­ento de la sociedad española. El tipo de hogar que más crece es el de personas que viven solas.

En Almería hay 18.686 mayores de 65 años que hacen su vida en soledad (casi el 20,3% de este segmento de edad). Es cierto que las administra­ciones -tanto locales como regionales­ponen de su parte mediante sistemas de ayuda (como la teleasiste­ncia) en caso de necesidad o urgencia, pero este también es un tema de afecto y, como tal, afecta a la forma en que está estructura­da la sociedad. Según el Instituto de Cartografí­a y Estadístic­a de Andalucía, en 1981, el 16,6% de los almeriense­s mayores de 65 años vivían solos, una década después lo era el 18% y en 2001 el 19,2.

La mayor esperanza de vida de las mujeres hace que sean estas l as que más viven sin compañía de familiares. Duplicando en número a los hombres. La población almeriense está aumentando su edad media, la esperanza de vida ha crecido de forma fastuosa y la tasa de natalidad cada vez es menor. Esto tiene consigo una consecuenc­ia evidente: la población está envejecien­do. Cada vez hay más mayores y menos menores de edad. Y esto tendrá su mayor exponen en el

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JAVIER ALONSO Un mayor lee el periódico sentado en un banco de la Rambla de la capital.

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