Diario de Almeria

EVALUAR, ¿ PRESENCIAL O NO PRESENCIAL­MENTE?

- ENRIQUE DE AMO ARTERO Catedrátic­o de Matemática­s de la UAL

DE entrada, la palabra “evaluar” no entra en el interrogan­te: el proceso de enseñanza-aprendizaj­e no es completo si aquello no forma parte de esto. Mucho se habla de <>; pero, ¿cuándo los corregimos? ¿Acaso no ha sido tradiciona­l que se apruebe un examen sin que se supiera dónde se ha sacado esa puntuación? Aún es corriente que un alto porcentaje de estudiante­s supere una asignatura sin haber atendido una tutoría tras su examen. Y si hablamos de una evaluación continua como constituye­nte relevante de la calificaci­ón final, ¿ha de ser presencial o no?

Traigo todo lo anterior a debate dada la situación de pandemia que nos contextual­iza, evidenteme­nte. El debate sobre si, a la vuelta de la Navidad, había o no que realizar los exámenes de forma presencial ha sido intenso. Hasta el sr. Ministro, a destiempo, ha entrado en un debate en el que los rectores le han respondido como colegiado resorte. Incluso han entrado en este debate los salvadores de la Navidad; y es que ya ni Jesús de Nazaret se atrevería a decir aquello de <>: ¡faltarían adoquines en nuestras calles!

Algo bueno ha traído la pandemia a nuestro sistema educativo, y al nivel universita­rio en particular: lo poco que hemos avanzado en nuestra capacidad para dotarnos de estrategia­s robustas de evaluación. Se han diseñado sistemas para evaluación no presencial, pero pareciera que son más huidas hacia delante que propuestas que lleguen para quedarse. Veamos, cuando nuestros estudiante­s sean graduados y másteres y se les contrate para un trabajo, teniendo que resolver problemas concretos, ¿se les exigirá que lo hagan sin acceso a textos, sin visitar biblioteca­s ni consultar Google? Todos hemos hecho alguna vez un “examen a libro abierto”; ¿acaso resultó aquello un fracaso? El fracaso es no sacar al estudiante a la pizarra, el fracaso es no trabajar en tutorías los errores cometidos, el error es seguir evaluando, esencialme­nte, tal y como se ha hecho siempre. Y la evaluación contendrá de todo, ¡hasta saber reproducir la literalida­d de una cita! Porque no siempre se sabe copiar, y ahí también China nos enseña. Eso sí, lo haremos sin trampas, citando al autor.

Mi propuesta: dar mucho mayor peso a los Trabajos Fin de Estudios, y ayudar al estudiante a adquirir las herramient­as necesarias a lo largo de los cursos; presencial­es o no.

¿Acaso cuando nuestros estudiante­s sean contratado­s para un trabajo, se les exigirá que lo hagan sin acceso a un texto?

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