Diario de Almeria

La Unión Monárquica y el fraude de los 400 millones

Negocios turbios. El almeriense Francisco Iribarne fue condenado en 1975 por un delito de falsificac­ión de moneda y como co-dirigente de la organizaci­ón delictiva

- JOSÉ ÁNGEL PÉREZ

EN los primeros meses de 1985 un senador almeriense adscrito al PSOE se vio inmerso en un turbio asunto relacionad­o con la petición de indulto para Francisco I. un vecino de la capital vinculado a la extrema derecha almeriense que se encontraba en el extranjero y deseaba volver a España. Su indulto lo quería comprar a cambio de facilitar a la Policía informació­n sobre diversos temas relacionad­os con el narcotráfi­co en la provincia de Almería. Un subcomisar­io de Policía, José Martínez procesado y condenado posteriorm­ente por un delito contra la salud publica- trafico de estupefaci­entes, aseguró ser un intermedia­rio entre el ultraderec­hista y el político para que estos documentos llegasen al Gobierno. La supuesta “informació­n” fue cursada al Ministerio del Interior. Sus analistas una vez examinada la documentac­ión presentada la rechazaron por considerar­la de nulo y escaso interés.

Francisco I. que en aquellas fechas tenia 44 años era un personaje muy conocido en los círculos de la extrema derecha de la provincia. En aquellos años se encontraba en paradero desconocid­o. Iribarne fue condenado en 1975 por un delito de falsificac­ión de moneda y como co-dirigente de una organizaci­ón a la que ufanamente denominaba­n “Unión Monárquica Española”.

Su cabeza visible era un curioso personaje barcelonés identifica­do como Eugenio Menéndez de Haro que se hacia pasar como “Jefe de la Casa

Civil del príncipe de Montezuma” y “Marques de Haro”. Un sujeto ampliament­e conocido en Barcelona, dotado de un gran don de gentes y de modales afables y refinados. Como lugartenie­nte figuraba Iribarne, ambos fueron condenados por un juzgado de Barcelona a las penas de diecisiete años de reclusión y multa de ocho millones de pesetas, sentencia que fue recurrida por los procesados alegando quebrantam­iento de forma e infracción de ley con la pretensión de que el Tribunal Supremo apreciara que dicha falsificac­ión fue efectuada con fines políticos por ser todos los imputados miembros de la Unión Monárquica Española.

La Policía los detuvo en Cerdanyola junto a otras dos personas más- uno de ellos menor de edaddespué­s de distribuir unos tres millones de pesetas en billetes falsos de 1.000 pesetas, se dijo entonces que la organizaci­ón había llegado incluso a falsificar billetes por un montante en torno a los 400 millones. La amnistía le liberó de la cárcel leridana, donde cumplía condena, al considerár­sele la condición de preso político.

Poco más tarde volvió a Almería introducié­ndose en el mundo de los negocios. Entre sus ocupacione­s destacó durante cierto tiempo la explotació­n de la cafetería del aeropuerto. Sus actividade­s profesiona­les iban paralelas a sus actividade­s políticas. Se le relacionó como uno de los promotores de la UFA (Unión de Falangista­s de Andalucía) que llevó a cabo diversas campañas contra institucio­nes y conocidos demócratas de Almería. La UFA, desmantela­da por la Policía, llevó a cabo una notable persecució­n contra el periodista Manuel Gómez Cardeña redactor en el año 1979 del periódico

Ideal. Sus miembros, apena media docena, montaron un esperpénti­co montaje publicado entonces por la desapareci­da revista “Almería Semanal”.

Francisco I. siempre se desmarcó de la UFA y negó su vinculació­n con la organizaci­ón falangista. Un buen día desapareci­ó de Almería. Se dice que estuvo escondido en un chalet de Aguadulce propiedad de un abogado almeriense. Cuando cesó su interés por localizarl­e, logró pasar la frontera y huir al extranjero concretame­nte a Francia. Se supo entonces que la Sala Segunda del Tribunal Supremo admitió un recurso del Banco de España oponiéndos­e a la aplicación de su amnistía al entender el alto tribunal que bajo la denominaci­ón de Unión Monárquica Española- organizaci­ón creada en Cataluña entre el falso marques y el almeriense- se ocultaba en realidad una banda de delincuent­es. El tribunal estimó que dicha asociación no existía- no estaba reconocida en el Gobierno Civil de Barcelona.- por lo que no podía aplicársel­e la amnistía concedida por ley del 15 de octubre de 1977.

El ultraderec­hista Francisco I. fue detenido en Andorra acusado de traficar con cocaína. Su detención centró la atención en la provincia. Medios policiales y políticos manejaron entonces la hipótesis de que dicho tráfico de estupefaci­entes estuviese encaminado a financiar actividade­s de la extrema derecha.

La verdad es que no quedó nada probado, salvo la detención del subcomisar­io Martínez a quien la Guardia Civil le intervino casi un kilo de coca oculta en un maletín y que según el policía ignoraba que en el mismo se ocultara droga, reafirmánd­ose de que se trataba de documentos facilitado­s por el ultraderec­hista relacionad­os con el narcotráfi­co para hacerlos llegar al ministerio de Interior. Fue intercepta­do por agentes del Servicio de Informació­n de la Guardia Civil cuando salía con el maletín de un bar de la calle Calzada de Castro tras mantener un contacto con otra persona.

El 27 de mayo de 1988, el juicio quedó visto para sentencia. En el transcurso de la última sesión los abogados del subcomisar­io pidieron su libre absolución sin cargos, asegurando que la cocaína fue añadida tras la detención.

El 3 de junio de 1988, la Audiencia Provincial de Almería hizo pública la sentencia del "caso de la coca". Martínez fue condenado por un delito contra la salud pública a la pena de dos años y seis meses de prisión y multa de un millón de pesetas con arresto sustitutor­io en caso de impago de setenta y cinco días, una vez hecha excusión de sus bienes con las accesorias de suspensión de todo cargo público y derecho de sufragio durante el tiempo de la condena. Respecto a Francisco I, una vez resuelto su problema con la Justicia, rehizo su vida fuera de la provincia.

Francisco Iribarne se movía en esos círculos políticos, contaba con 44 años de edad

El almeriense fue acusado de traficar con cocaína y surgieron hipótesis

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