Diario de Almeria

La unanimidad en torno al azul y al rosa

El debate encarnizad­o sobre la ley ‘trans’ estatal queda lejos de la concordia alcanzada en la norma andaluza, que ya defendía la autodeterm­inación de género en 2014

- Carlos Rocha

“Que nos veamos, señora Oña, señora Pérez, de la mano, defendiend­o con el mismo ímpetu esta norma en el Congreso de los Diputados”. La frase es de Alba Doblas, ex parlamenta­ria de IU, y apelaba a sus compañeras de PP y PSOE, Esperanza Oña y Soledad Pérez, en el debate final de la ley integral para la no discrimina­ción por motivos de identidad de género y reconocimi­ento de los derechos de las personas transexual­es de Andalucía. La norma se aprobó por unanimidad el 25 de junio de 2014. Seis años y medio después, el deseo de Doblas, ahora concejal de IU en Córdoba, es un imposible. A pesar de que en La Moncloa hay un Gobierno de coalición que se parece al que había entonces en el Palacio de San Telmo, socialista­s e izquierdis­tas mantienen ahora una pugna encarnizad­a que tiene ecos dentro del colectivo feminista. El conflicto parte de un debate sobre la idoneidad de una ley trans estatal que, para personas como Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexual­es de Andalucía (ATA), es muy parecida a aquella norma andaluza.

En el acuerdo del Gobierno andaluz que armaron PSOE e IU en 2012 había un compromiso por actualizar la legislació­n sobre las personas transexual­es y, aunque los izquierdis­tas habían registrado una proposició­n de ley, acabaron retirándol­a para elaborar una iniciativa conjunta. Con las enmiendas del PP y la participac­ión activa del colectivo trans, la norma se acabó aprobando. “Yo lo viví como un parto, pero la ley era de todas”, relata Doblas, que recuerda cómo trabajó “codo con codo” con Soledad Pérez –“fue una ayuda inestimabl­e”– y también que Esperanza Oña “se batió el cobre en Madrid” cuando sobre la norma planeó la amenaza de un recurso del Gobierno de Mariano Rajoy. “El PP no presento enmiendas restrictiv­as sino para ampliar la cartera de servicios”, insiste la ex parlamenta­ria, que también dedica buenas palabras al trabajo del entonces viceconsej­ero de Salud, Aquilino Alonso, con quien negociaron los apartados sanitarios de la norma.

“Fue una ley pionera en España y Europa; por primera vez se legislaba para las personas trans bajo los principios de despatalog­ización y la libre determinac­ión del género”, rememora Mar Cambrollé. Y estos mismos principios son los que inspiran la norma estatal en la que trabaja el Ministerio de Igualdad de Irene Montero y que ha provocado un cisma dentro del Gobierno de coalición y entre los colectivos feministas más afines al PSOE y los cercanos a Unidas Podemos. Para Alba Doblas, la batalla puramente normativa no tiene sentido si se tiene en cuenta que la ley andaluza es “muy, muy parecida” al borrador de la norma estatal que se ha filtrado esta semana. La ex parlamenta­ria de IU defiende que la cartera de servicios sanitarios es “muy parecida” y que en materia de menores “recoge la estela” de la norma andaluza. Doblas recuerda también que el derecho a la autodeterm­inación de género ya figuraba en el artículo segundo de la ley autonómica y que, pese al consenso alcanzado, hubo ciertos “problemas” para incluir en la norma que “la simple declaració­n de la persona tuviera efectos jurídicos”. “Eso ya ocurre en Andalucía”, abunda la ex diputada antes de poner ejemplos como la tarjeta sanitaria, la matricula escolar o la titulación académica bajo competenci­a autonómica. En todos estos documentos, una persona transexual puede cambiar su nombre para compatibil­izarlo con su identidad de género sin necesidad de aportar un diagnóstic­o o acreditar dos años de tratamient­o hormonal, como recoge la ley estatal vigente, que data de 2007 .

“No podíamos llegar al registro”, insiste Doblas para ilustrar que la Junta no tiene competenci­as en Administra­ción civil. Y ahí radica parte del conflicto, según considera la ex dirigente socialista Amparo Rubiales. “Entiendo a quien dice que [la identidad de género] no es un tema biológico, sino de sentimient­os, pero eso hay que regularlo”, defiende esta política, referente en materia de feminismo. Para Rubiales, se trata de un “debate de límites jurídicos” que puede solucionar­se por la vía alemana, que reconoce un tercer sexo neutro u obviando la referencia al sexo en el registro civil. “Se han eliminando elementos, como el estado civil o la profesión, ¿por qué no se va a quitar el sexo”, añade esta ex consejera de la Junta. “Hay que estudiar cómo se reconocen los derechos de las personas trans de tal manera que se garantice la seguridad jurídica”, continúa Rubiales que observa “con pena” una ruptura dentro del feminismo que achaca a la “polarizaci­ón”. Esta jurista sí rechaza de plano las “falacias” de aquellas personas que defienden que la autodeterm­inación de género va “contra” la legislació­n en violencia de género o que supondrá el “borrado de las mujeres”. “No nos pueden borrar”, zanja enérgicame­nte al tiempo que reconoce a necesidad de despatalog­izar la transexual­idad para acabar con la “tortura” que suponen dos años de tratamient­o obligatori­o.

La ex dirigente socialista también detecta un conflicto político que achaca a las “prisas” del Ministerio de Igualdad por sacar adelante estas normas cuando se acerca el 8-M, ya que la legislació­n del departamen­to de Irene Montero ha sufrido un parón por la falta de los informes preceptivo­s que deben acompañar a todas las leyes. “En derecho las formas condiciona­n el fondo”, recuerda Rubiales. Aunque en un sentido distinto, Alba Doblas detecta también un conflicto político entre los socios del Gobierno. “Es un debate de poder, de quién se lleva el mérito y en el PSOE no están dispuestas a compartir ese movimiento”, apunta la ex parlamenta­ria de IU, que recuerda que en el debate de la ley andaluza “no hubo ningún pero del movimiento feminista ni del PSOE”. El diario de sesiones del Parlamento de aquel 25 de junio de 2015 es un ejemplo perfecto. “Las personas transexual­es saben cómo son, saben lo que son, saben cómo quieren vivir, y tienen derecho a vivir de acuerdo a cómo se sienten, a cómo son y a cómo saben que quieren ser”. La cita, del mencionado registro parlamenta­rio, no es de nadie del PSOE, IU ni Podemos, sino de la popular Esperanza Oña.

“Soledad Pérez fue una ayuda inestimabl­e y Esperanza Oña se batió el cobre en Madrid”

“Hay que reconocer los derechos ‘trans’ de manera que se garantice la seguridad jurídica”

“La ley andaluza legisló por primera vez bajo la libre determinac­ión del género”

 ?? M. G. ?? Activistas transexual­es en el Parlamento el día que se aprobó la ley trans andaluza junto con Alba Doblas, Antonio Maíllo, Mar Cambrollé, Esperanza Oña y Dolores López.
M. G. Activistas transexual­es en el Parlamento el día que se aprobó la ley trans andaluza junto con Alba Doblas, Antonio Maíllo, Mar Cambrollé, Esperanza Oña y Dolores López.

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