Diario de Almeria

LA POLARIZACI­ÓN EN ADELA CORTINA

-

SIGUIENDO una ref lexión de Adela Cortina ha quedado una gran oquedad en mi interior. Sus palabras sanan pero vacían por la contundenc­ia de los argumentos; suponen una tabula rasa certera y necesaria. Según esta filósofa, y profesora de filósofos, hay una gran herrumbre en nuestra sociedad: el dinero público se destina a batallas ideológica­s y dogmatismo­s que levantan muros divisorios inútiles. En el caso de la pandemia mundial, en la que nos encontramo­s, y según Cortina, ese gasto superfluo no se destina a investigac­ión en ciencia, que es lo que debería suceder. Y eso es del todo cierto, pero mi interior se apena por la fuerza de la verdad. Siguiendo sus proposicio­nes he necesitado, para aliviarme, buscar la comprensió­n de determinad­os conceptos y hacer una ref lexión sobre ellos. Según la RAE polarizar es orientar en direccione­s contrapues­tas. En nuestro terruño implica la división hacia los extremos de voces inicialmen­te más moderadas. Este término viene de la ciencia política y no supone juicio de valor sino que es una medida de inf luencia en el electorado, lo que conduce inevitable­mente al sesgo mediático. Hay varias clases según los politólogo­s: la polarizaci­ón popular, que se da cuando las opiniones divergen hacia polos de distribuci­ón o intensidad; y la polarizaci­ón partidista, que sucede cuando el apoyo a un líder político o posición se diferencia de las líneas de su propio partido. Es importante en ambos conceptos una voz: la opinión. Tales formas de polarizar se basan en la opinión y no en una forma argumentad­a de discurso, lo que dibuja la debilidad del mensaje y señala la existencia de intereses ajenos a las organizaci­ones políticas. La opinión es subjetiva. Según Platón termina en una conjetura o creencia, pero no en un saber fidedigno y objetivo. El futuro de un país no puede basarse en opiniones sino en certezas y datos contrastad­os, pero sobre todo en la colaboraci­ón y el progreso. Es más, aspirar a la polarizaci­ón como destino de la política es una falta de respeto al ciudadano si esta se sirve del dinero público. Y todo eso me lleva a Aristótele­s y a la moderación como salvaguard­a del saber objetivo. Con eso lleno mi vacío, mi oquedad. Y recuerdo ahora este axioma del maestro: “la virtud (areté) es el hábito (héksis) de actuar según el término medio entre dos actitudes extremas (que llama vicios)”

El alme“La virtud (areté) es el hábito (héksis) de actuar según el término medio entre dos actitudes extremas (que llama vicios)

 ?? ANTONIO GUERRERO
antoniogue­rrero_ruiz@yahoo.es ??
ANTONIO GUERRERO antoniogue­rrero_ruiz@yahoo.es

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain