Diario de Almeria

LA MUERTE LE SORPRENDIÓ TRABAJANDO

- ÁLVARO MORENO DE LA SANTA

RECIBO impactado la muerte de Diego García. Aun, en el momento de escr ibir est as líneas, me encuentro conmociona­do. Lo entrevisté, j unto a Victoria Romero, l a mañana del miércoles, el día de su fallecimie­nto, en Despierta Andalucía, en Canal sur Televisión. Fue apenas unas horas antes de que empezara a sentirse mal. Me habló de los graves problemas de la hostelería en estos momentos, de la injusticia de señalar a bares y restaurant­es como culpables de la expansión del coronaviru­s, pese a no haber ni un solo informe científ ico que lo avale. Diego hablaba claro, directo, con pleno conocimien­to de lo que decía. Cr iado tras la bar ra del negocio de sus padres, y luego tras la suya propia, era plenamente consciente de lo duro y sacrificad­o que es abr ir la persiana todos los días, y lo fácil que es tener que cer rarla para siempre. Diego me hablaba con pasión pero también con angustia. No solo eran sus propios problemas los que tenía que ir sor teando, eran los de todo el sector hostelero almer iense. Escuchaba y hacía suyos las tragedias personales que suponen no poder pagar el alquiler de tu local o no tener dinero para ir devolviend­o los plazos de un préstamo.

Diego me argumentab­a, la mañana de su muerte, con datos y con detalles, como “nos obligan a cerrar” y solo recibimos limosnas a las que llaman ayudas. La pandemia sanitaria está claro que mata, pero quizá es hora de decir alto y claro, que la otra pandemia, la económica, también. No se si a Diego se lo ha llevado por delante la acumulació­n de problemas a los que hacer frente, la tensión, el estrés, la incer tidumbre, la impotencia de no entender todo lo que nos está pasando. No lo sé, o no quiero saberlo.

Todo relato necesita un villano. Esta pandemia también. Sin pr uebas, sin juicio, se ha declarado culpable a la hostelería. A Diego le her vía la sangre este mensaje que ha acabado calando en la sociedad. La misma sangre que su corazón dejó de bombear… tan pronto, sin avisar, sin tiempo para despedidas. Diego me lo dijo la misma mañana del día de su muer te. Hasta el último momento dando la cara por lo que creía. Nadie podía sospechar el trágico f inal que esperaba poco después. Mis pensamient­os están con su familia y sus amigos. Lo siento. Lo siento mucho.

Son muchos días ya en los que Almería no puede ser la Almería de las tapas, la de los churros por la mañana y de merienda, o la de las conversaci­ones improvisad­as compartien­do un “americano”. Todo eso volverá, de eso estoy seguro. Y volveré a Almería cada vez que pueda, a admirar esa elegancia y ese saber estar que se respira en cada uno de sus detalles. Ya no estará Diego, que tanto luchó para que la gastronomí­a almeriense sea referencia. Por él, por su memoria, volveremos a disfr utar de sus bares y restaurant­es. Descanse en paz Diego García.

Ya no estará Diego, que tanto luchó para que la gastronomí­a almeriense sea referencia

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alvamore.santa@gmail.com

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