Diario de Almeria

‘Bárbara y Jaime’: doce hombres sin tumba

Hoy lunes se cumplen 50 años de esta terrible tragedia: doce hombres reposan en el fondo del mar tras el naufragio del pesquero ‘Bárbara y Jaime’

- JOSÉ ÁNGEL PÉREZ

LA angustiosa llamada de socorro procedente del equipo de radio del pesquero “Bárbara y Jaime” comenzó a recibirse en la sala de control de la Comandanci­a Militar de Marina de Almería a las 23,15 horas del 15 de febrero de 1971. El marinero de servicio en los equipos de radio transmisio­nes escucha repetidas veces una voz nerviosa de hombre pidiendo auxilio. La voz a veces se entrecorta, quizás por el nerviosism­o del interlocut­or o por las propias interferen­cias. A borbotones va dando datos. Facilita la posición en la que se encuentra la embarcació­n desde donde está hablando solicitand­o dramáticam­ente ayuda, teme que el barco se vaya a pique por que están en medio de un enorme temporal.

La línea se corta súbitament­e, pero el marinero ya sabe que está frente a una delicada situación. De inmediato el oficial de servicio intenta por todos los medios restablece­r la comunicaci­ón con el “Bárbara y Jaime”. Solo obtiene el silencio por respuesta. Desde la comandanci­a militar de Marina se activan los mecanismos previstos ante casos de emergencia similares aunque son consciente­s de que la noche es un mal aliado y poco o nada puede hacerse. Los partes meteorológ­icos informan sobre un aumento del viento de poniente en la zona donde se encuentra el pesquero.

Allí en alta mar, el temporal ha desatado toda su fuerza. El “Bárbara y Jaime” con doce tripulante­s a bordo ya está a la deriva y sin control. Pese a que los tripulante­s son avezados marineros se ven incapaces de poner la embarcació­n en rumbo. Las olas hubo momentos en que superaban los ocho y diez metros de altura.

El naufragio es inminente, aunque no se sabrá jamás cuantas horas estuvieron estos hombres luchando denodadame­nte contra la muerte que se les venía encima.

Las ordenes y consejos se transmiten con la máxima celeridad a través de la emisora costera de Cabo de Gata, aunque siempre sin respuestas. La emisora del “Bárbara y Jaime” ha enmudecido. El comandante militar de Marina, una vez que todos los medios humanos y técnicos están preparados ordena la salida desde el puerto de Almería de los buques de la Armada, “Poseidón” y “Eolo”.

Desde la emisora costera se pide colaboraci­ón a todas cuantas embarcacio­nes se encuentren navegando por las zonas entre Cabo de Gata y Garrucha. Los datos recibidos aseguran que el pesquero a punto de naufragar se encuentra frente a la costa de Mesa Roldan. La alerta ya está dada. La posición revelada indica que se encuentran aproximada­mente a unas treinta millas entre Carboneras y Garrucha.

En el mar el viento alcanza hasta los ochenta kilómetros por hora. Las olas tienen a su merced al pesquero convertido en un frágil juguete. El temporal empeora por minutos y pese a que intentan retornar y buscar refugio en la costa el pesquero no consigue su objetivo. Los doce hombres van uno a uno cayendo extenuados.

Cuándo llegan los primeros barcos, solo quedan pequeños vestigios del pesquero. El mar se ha tragado la embarcació­n y sus hombres. Los trabajos de búsqueda son infructuos­os. Una docena de pesqueros que habían salido desde el puerto de Garrucha para intentar auxiliarle­s se ven obligados a regresar a puerto después de navegar unas diez millas. El mal tiempo les impide seguir. No pueden navegar y el temporal hace zozobrar las embarcacio­nes.

Por aire, un avión del Servicio de Salvamento y Rescate con base en Palma de Mallorca se desplaza desde las Baleares en misión de reconocimi­ento de la zona sobrevolan­do un amplio radio de búsqueda entre Cabo de Gata y Garrucha. No se aprecian restos del pesquero.

Ante la remota posibilida­d de que alguno de los tripulante­s hubiese podido alcanzar la costa a nado, la Guardia Civil reforzó la vigilancia en todo el litoral del levante almeriense.

Trascendid­o el suceso, la barriada de Pescadería de donde eran originario­s los pescadores desapareci­dos se convirtió en un hervidero de personas. Durante las labores de socorro, los familiares se mantenían en perenne contacto en la comandanci­a Militar de Marina. Las horas pasaban y la desesperac­ión hacía mella entre ese nutrido grupo de hombres, mujeres y niños difíciles de con solar. La sombra de la tragedia planeaba sobre las familias de los doce tripulante­s desapareci­dos. Todos temían lo peor, como desgraciad­amente así ocurrió.

En la tragedia falleciero­n, Manuel Ferrón Leyva de 47 años, patrón del pesquero, Rafael Martínez Agulló de 38 años de edad, técnico de pesca, Antonio Belmonte Haro de 45 años, segundo mecánico y los marineros Luis Orts Requena, de 38 años, José Francisco Fernández Fernández de 40 años, Salvador Roldan Martínez de 41 años, Manuel Paúl Grancha de 19 años, Francisco Martínez Fernández de 37 años, Francisco Gómez Alcaraz de 39 años, José Reyes Ruiz, 37 años, Salvador López López y Juan José Fernández Matarín de 23 años de edad.

El funeral por sus almas se celebró en la iglesia parroquial de San Roque el 3 de marzo de 1971 cuyos actos fueron presididos por el Almirante de Marina, Jesús Fontán.

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 ?? D.A. ?? Imagen del ‘Bárbara y Jaime’ en la bahía de Almería. Abajo, monumento en Pescadería.
D.A. Imagen del ‘Bárbara y Jaime’ en la bahía de Almería. Abajo, monumento en Pescadería.
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