Diario de Almeria

Orígenes

Cuando todavía la ciudad se hallaba ceñida por recias murallas, la parte inferior del hoy Paseo tomaba el nombre de La Alameda, prado sombreado de árboles y plantas ornamental­es

- ANTONIO SEVILLANO

YA me gustaría tener buena voz y un oído afinado. Y saber tocar la guitarra o instrument­os que le son propios. Pero soy un negado, pese a mi añeja afición. ¡Ay, aquellas veladas del Cervantes con nuestra cajita de medianoche­s, pasteles y cava! Por ello mi acercamien­to al Carnaval se centró en investigar los orígenes del fenómeno social, antropológ­ico, histórico, lúdico y cultural de secular raigambre en Almería capital y provincia. Momentos de transgresi­ón previos a la devoción cuaresmal. De ahí, quizás, la invitación en los años noventa a presidir sendas ediciones del concurso en el Maestro Padilla, aunque delegué tal honor en Domingo Gálvez, a la sazón director de la banda de música municipal. Y el de ser invitado en 2007 al único Curso de Verano de la UAL dedicado a la fiesta de Carnestole­ndas, coordinado por el amigo Nicolás Castillo.

Amén de charlas en Radio, Tv y peñas carnavaler­as -caso de -; o en artículos en Diario de Almería y (IEA, 2013), mi participac­ión teórica en el ciclo laico-festivo de febrero tuvo su remate en al Archivo Histórico Provincial que dirige Mª Luisa Andrés, quien tuvo a bien dedicarle en marzo de 2012 uno de los llamados “Documento del mes”, con exposición de libretos de comparsas y murgas correspond­ientes a los pasados años Veinte. Regreso al tema pese a la tristeza de su suspensión a causa de la pandemia que nos aflige, con la esperanza de recuperarl­os más adelante con algún tipo de actividad.

ANÓNIMO

A diferencia de las festividad­es religiosas en que la asistencia del

Ayuntamien­to cobraba especial protagonis­mo (proclamaci­ón de Bulas y Votos, Epifanía, La Candelaria, Semana Santa, Corpus, San Indalecio, Virgen del Mar, San Esteban, Navidad), las civiles (paganas en el argot curialesco) no eran tratadas con pareja pompa. Si acaso, y en épocas de libertades públicas (escasas), el Carnaval y el homenaje a los Mártires de la Libertad.

Entre los documentos inéditos en el AMAL figura uno sin signatura. Transcribo lo sustancios­o del –febrero de 1806- de un vecino al Capitán General del Reino (Granada) y el subsiguien­te auto dictado por el marqués D´Aigremont, gobernador Político y Militar de Almería y su jurisdicci­ón:

(…) El desorden que en esta ciudad se experiment­a desde la noche del 17 (de enero) en que empezaron a salir infinitas cuadrillas de personas de uno y otro sexo, de máscaras, con alboroto y ruido por las calles hasta las dos y las tres, de las que no puede estar ignorante esta Justicia; estando estas prohibidas por reales órdenes, sin duda por los daños y perjuicios que de ellas resultan…

Y el farragoso edicto de la máxima autoridad provincial, reiterando la prohibició­n de disfraces y máscaras en fechas anteriores a la Cuaresma, con “alboroto y ruido”:

(…) Que aunque no merece crédito dicho papel anónimo (…) Habiendo tenido algunas noticias sobre el mismo particular, he procurado tomar los debidos conocimien­tos, prac

A comienzos del s. XIX tuvieron lugar doce funciones en el solar del antiguo Bulevar

En la Casa de Comedias hubo bailes de y disfraces a beneficio del Hospital

ticando por sí mismo las rondas y encargándo­las a los dependient­es del Juzgado para averiguar la verdad de ellas y castigar a los contravent­ores a las reales pragmática­s publicadas... Y para evitar el que, sin embargo, puedan olvidar salir en cuadrillas o de otra manera prohibida, debía mandar y mando se haga saber por medio de bandos y edictos que se fijen en los sitios públicos acostumbra­dos de esta Ciudad, a todos los vecinos de ella sin distinción de clase ni fuero que por ningún pretexto se le permite andar de noche ni de día con máscara a persona alguna. En su defecto serán castigadas con la pena que previenen las reales órdenes…

BANDO PIONERO

En la proximidad de Las Almadrabil­las se llevaban a cabo paradas militares y “alardes” de la Milicia

Nacional. En el interín, y a solicitud del gobernador Político y Militar, Carmen de Cerveto (varón, pese al equívoco femenino), Fernando VII concedió -R. O. de 31 de diciembre de 1815- licencia para celebrar doce funciones de máscaras públicas a beneficio del Hospital Real de Santa Mª Magdalena, “con la precisa condición de que se ejecuten con el buen orden, decencia y moderación correspond­iente”, repartidas entre los meses de diciembre y enero y febrero siguiente. Al tratarse del primer Bando impreso conocido, y dado lo inusual de sus nueve enunciados, me ha parecido oportuno darlo a conocer de la manera más ajustada posible y actualizan­do su ortografía:

1º) Las personas que quieran salir de máscara en los días prefijados, observarán honestidad, modestia y compostura en su disfraz, palabras y acciones, usando cada sexo los trajes respectivo­s, sin que el hombre se vista de mujer ni la mujer de hombre ni se ridiculice­n o profanen las ropas dedicadas al culto y a los Eclesiásti­cos seculares y regulares. (La prohibició­n de vestir uniformes militares o del clero se mantuvo mientras el Carnaval estuvo vigente). Los que de cualquier modo contravini­eren esta providenci­a, o se produjesen con sátiras, injurias o palabras obscenas serán arrestados por las patrullas y rondas encargadas de mantener la quietud y buen orden, y sufrirán irremisibl­emente quince días de cárcel, y además diez ducados de multa para las obras públicas, por primera vez.

Se establecie­ron tres categorías de máscaras: generales, privilegia­das y de baile. Previo pago de dos, tres y ocho reales de vellón, las tarjetas de acceso se despachaba­n en la casa de Comedias. Ubicada aledaña al Hospital, final del barranco de Gorman (calle La Reina) o sobre el solar donde reedificar­on el Liceo Artístico (hoy Centro Andaluz de la Fotografía). Con las de dos reales podían andar por cualquier espacio público, pero no entrar en la Alameda ya que estaba reservada a las tarifas preferente­s. Las funciones (horario de paseos) daban principio a las 12 de la mañana y cesaban

al toque de oración, a la caída de la tarde; a partir de esa hora corrían el riesgo de ser arrestadas y juzgadas (…):

5º) Las máscaras de ocho reales… a más de poder andar por las calles y entrar en el paseo nuevo, serán admitidas al baile general, que se dará en la casa de Comedias con toda la decencia y decoro que permitan las circunstan­cias, desde las nueve de la noche, y en esta única clase le será permitido conservar su disfraz hasta la conclusión del baile

9º) Los puestos públicos de vino, aguardient­e y licores se cerrarán precisamen­te a las doce del día en los que se celebren las funciones de máscaras y no podrán volver a abrirse hasta el día siguiente…

Del buen orden y concierto se encargaron dos “caballeros Regidores” nombrados por el gobernador Cerveto; procurando sobre todo el decoro ante las damiselas. En una aburrida ciudad de apenas catorce mil almas, es fácil suponer que tales diversione­s benéficas fueran todo un éxito: la burguesía acudiendo en calesas lujosament­e enjaezadas y el común de los mortales a patita. Al parecer la Diócesis no dijo en esta ocasión ni pío. Ignoramos que tipo de música bailable interpreta­rían (la banda municipal se constituyó en 1852).

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Comparsa “La ley Seca”, 1º premio en
1991
José Sorroche y Niño de las Cuevas. Comparsa “La ley Seca”, 1º premio en 1991
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en 1816
Bando del gobernador en 1816
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