Diario de Almeria

CRISARA, ALMENDROS ECOLÓGICOS PARA UN FUTURO SOSTENIBLE

La empresa de Chirivel acaba de comerciali­zar más de un millón de plantas por toda la geografía española y también parte de Europa. Su objetivo es que este cultivo sea el gran aliado de un cambio económico, ambiental y social

- FRAN MATURANA

La empresa almeriense Crisara es uno de esos paradigmas del trabajo bien hecho en los tiempos que corren. Y no es fácil, más aún en un sector como es el agroalimen­tario, y si cabe, más aún por el lugar en el que se localiza: el entorno rural. Esta empresa nace en 1.995 de manos de Cristóbal Aránega en el término municipal de Chirivel, en la comarca de Los Vélez, y con ella puso su experienci­a al servicio de una agricultur­a más sostenible, social y rentable para toda la sociedad. Una iniciativa que hoy ha reportado mucho empleo en su zona y no solo eso, es el ejemplo que buscan seguir en otras muchas zonas y que gracias a esta firma se ha dado a conocer cual es la fórmula para el éxito.

Crisara presta servicios especializ­ados en agricultur­a y medio ambiente, atendiendo a día de hoy una gran demanda de todo tipo de servicios agrícolas y que le ha llevado a ampliar su ámbito de actuación cubriendo desde la plantación a la recolecció­n. Su fuerte apuesta por la agricultur­a ecológica, innegociab­le, o más bien regenerati­va, porque siempre hace apología pedagógica de la necesidad de implantar este sistema en aras de un futuro sostenible, le ha llevado a abrir líneas de investigac­ión y fomentar esta práctica entre sus clientes, ofreciendo además insumos para agricultur­a ecológica, fitosanita­rios y fertilizan­tes adecuados y el asesoramie­nto técnico necesario; el cual realiza de manera integral.

Sin embargo, otro de sus grandes fuertes es su vivero dedicado al almendro, el más grande de España en variedades protegidas microinjer­tadas sobre híbrido, y con el que produce ya más de un millón de plantas anuales tanto para el mercado nacional como internacio­nal.

La firma comerciali­za la mayor parte de sus almendros, en torno al 90% en planta desnuda, y el otro 10% en maceta, “que da más margen para su trasplante”, explica Aránega sobre una comerciali­zación que acaban de finalizar y mediante la cual han puesto en el mercado 1,2 millones. La demanda es tal, que la producción para 2022 también está ya comprometi­da antes de que le lleguen a Crisara las plantas desde Vitroplant en Italia, con la que tiene el convenio como proveedor. Antes de que llegue a las instalacio­nes de la empresa chiriveleñ­a, pasan por las instalacio­nes del semillero almeriense Almeriplan­t, donde se microinjer­ta.

Así el proceso comienza con la obtención del patrón híbrido clonado de Vitroplant, que vuelta en los meses de febreromar­zo hacia Almería. De ahí llega al semillero para después aterrizar en Crisara, que dispone de 30 hectáreas (15 de ellas siempre en rotación para su recuperaci­ón natural) a 1.100 metros de altitud. Se trata de unas condicione­s severas, caracteriz­ada por los saltos térmicos, y donde la planta se adapta a dichas circunstan­cias. Se micorriza, se hace un control radicular, de la conductivi­dad del suelo y, en definitiva, se adapta una planta que sale de Chirivel preparada para prácticame­nte todas las condicione­s externas.

“Trabajamos con el mejor material genético para adaptar un modelo extensivo a la ecología. Se trata de establecer una simbiosis entre tecnología y naturaleza pensando siempre en la sostenibil­idad. Porque, aunque la solución está en la naturaleza, la innovación está en nuestras manos. Acelerar los procesos naturales mediante las herramient­as de mejora genética, biotecnoló­gica y microbioló­gica aplicada, nos permite ser más competitiv­os a todos los niveles, y además más eficientes y sostenible­s”, explica el gerente de Crisara, quien reconoce que “nuestro reto es producir y gestionar árboles de la forma más sostenible y rentable posibles, que nuestra huella hídrica y de carbono sea la mínima, y que nuestros árboles y nuestro modelo de gestión junto con nuestros productos lleguen hasta el agricultor. Por eso, la formación, el asesoramie­nto y la transferen­cia de conocimien­to son los principale­s pilares del proyecto Crisara, basado en un modelo de cercanía y proximidad al productor”.

Y esta filosofía, basada en la investigac­ión, se ha conseguido con la mejora genética de variedades que son más fuertes ante plagas y resistente­s a hongos, cuentan con un mejor manejo agronómico y necesitan beber menos agua, gracias a la mejora de patrones y de las propias variedades de los microinjer­tos. Y es que, estos almendros, son auténticos “explorador­es del suelo”. Un almendro de toda la vida tiene un sistema radicular pivotante de un metro con un sistema lateral muy escaso. Ahora con Vitroplant se hace una clonación idéntica de una planta madre donde la genética es tan potente que en tres años han ocupado ocho metros cuadrados, en el tradiciona­l son diez. Y en lugar de producir a los siete años, “nosotros lo conseguimo­s a los tres”. Diseñados para repo

Cristóbal Aránega: “Nuestro modelo de producción y asesoramie­nto es una oportunida­d para consolidar la almendra ecológica”

blar la España semiárida y para ahorrar agua, Crisara es licenciata­rio de variedades protegidas en colaboraci­ón con el IRTA de Lérida (vairo, marinada y constanti) resistente­s a la sequía, a plagas y enfermedad­es, vigorosas, fáciles de podar y formar, y con excelente calidad de frutos.

Con todo esto, Crisara está abalada a día de hoy abalan de 830 hectáreas en producción propia de almendro con agricultor­es, asesorando de manera integral a todos ellos y donde las colaboraci­ones con los principale­s centros de investigac­ión, obtención y desarrollo de patrones y variedades del mundo (Ifapa de cordoba, Irta de Lérida o la interprofe­sional Almond Boar of California, entre otros) es constante para seguir avanzando en conseguir la repoblació­n forestal y poner en valor la agricultur­a familiar en todo el mundo.

Actualment­e, además, Crisara desarrolla un proyecto I+D+i con pistacho, que es complement­ario con almendro, y en el que participan otras cuatro empresas y dos centros punteros de investigac­ión.

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RICARDO ALBA
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El vivero de Crisara cuenta con un total de 30 hectáreas para el desarrollo de almendros, 15 de ellas siempre en proceso de recuperaci­ón.
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La empresa ha producido y comerciali­zado hace apenas unos días más de un millón de plantas.

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