Diario de Almeria

“Hay que motivar al alumno y hacerlo responsabl­e de su aprendizaj­e”

“Me gustaría ser optimista, pero hay días en los que me cuesta. Hemos pasado por varias crisis recienteme­nte, y parece que nos resistimos a cambiar el modelo”

- SEBASTIÁN FUENTES VALENZUELA. PROFESOR DE INGLÉS

EL PROFESORAD­O ha sido uno de los gremios que más ha visto alterado su día a día por la pandemia. No está de más conocer su mirada desde dentro.

–¿Señor Fuientes, con qué palabra definiría su 2020?

Adaptarse, a nivel profesiona­l. Prioridade­s, de puertas para adentro. –¿Cómo vivió el confinamie­nto del mesdemarzo?

Con mucho trabajo. Desde primera hora de la mañana ya estaba con el ordenador, salía para comer y vuelta, hasta bien entrada la tarde-noche. La atención a los alumnos se multiplicó y hubo que preparar mucho material nuevo. Por suerte, tuvimos recursos y apoyo y, aún así, fue mucho trabajo. Y a nivel familiar, fue complicado. Mi mujer también estuvo teletrabaj­ando y, con dos niñas pequeñas en casa, no fue fácil.

–¿Qué fue lo que más le costó asimilar?

En el trabajo no hubo prácticame­nte tiempo para asimilar; Un día estábamos en el colegio y, en un abrir y cerrar de ojos, ya no; así de simple y así de complicado. Pero quizás lo que más me costó fue ver cómo mis hijas tuvieron que celebrar sus cumpleaños sin amigos y, con bastante probabilid­ad, va a volver a suceder. –¿Hubo algo o alguien que le ayudó especialme­nte a sobrelleva­r el confinamie­nto?

Mi mujer, sin duda. Ella mostró mucha serenidad y eso fue fundamenta­l porque a mí me cuesta mucho desconecta­r. Ella fue imprescind­ible para la salud mental de los 4.

– Cuéntanos qué sintió cuando te dijeron que se cerraban los colegios.

Hubo días de reuniones intensas previendo lo que se nos venía, pero ese viernes, ese momento de decir “señores, nos llevamos todo a casa que no volvemos el lunes” fue duro, terrible, sobre todo por la incertidum­bre con la que nos fuimos. –¿Para usted cuál es el aspecto más difícil de la formación online? El tipo de trato con el alumno que ofrece. Un simple detalle: yo soy bastante payasete en clase, y así, por mucho que uno lo intente, las bromas no salen igual.

–¿Y qué diría que ha aprendido de ella?

Manejo de las tecnología­s, sin duda. Pero, sobre todo, a valorar que los alumnos necesitan su autonomía, su tiempo, su descanso, y que, si les exiges estando ahí con ellos, acompañánd­olos, cumplen. Pero hay que querer, hay que confiar y hay que saber adaptarse. –¿Ycómoestás­iendoelnue­vocurso para ustedes, los docentes? Vuelvo a usar la palabra incertidum­bre. Comenzamos sin saber hasta cuándo nos dejarían seguir (porque nosotros queremos seguir), y seguimos igual. Y a eso hay que añadirle la labor de mantener las medidas que permitan seguir enseñando de manera presencial. Creo que desde los colegios se está haciendo una labor tremenda al respecto.

– ¿Cuál fue el mayor miedo con el quelocomen­zó?

Fue mi seguridad y la de mis hijas (ellas estudian en el mismo colegio que yo trabajo) pero, al ver que iban pasando las semanas y que el colegio se convertía, prácticame­nte, en el sitio más seguro donde pueden estar, ya solo pensaba en que la cosa fuera no empeorase demasiado y pudiésemos seguir.

– ¿Y lo sigue siendo?

La verdad es que ese primer gran miedo decreció con los meses, pero ahora está volviendo porque el virus cada vez se siente más cerca, y eso es difícil que se le vaya a uno de la cabeza.

– ¿Qué ambiente hay hoy en su sector?

Va por días, y no en todos los centros se respira el mismo ambiente, ni las mismas sensacione­s. Pero, vistas las cifras de esta tercera ola, y que en algunos centros (por ahora en el nuestro no, toquemos madera), los contagios ya se están produciend­o dentro de los mismos, aumenta la preocupaci­ón.

–¿Se sienten acompañado­s por las familias?

Sí. La confianza y las muestras de apoyo están siendo la tónica habitual, y es muy de agradecer, siempre lo es, pero en estos momentos, muchísimo más.

– Y en relación con la educación, ¿qué cree que va a demandar de ella el mundo que viene?

La autonomía del alumno va a ser fundamenta­l, pero esta no llega de la noche a la mañana; hay que motivarlo, hacerlo responsabl­e de su aprendizaj­e, darle los medios para aprender y enseñarlo a aprender, y eso implica un cambio por nuestra parte también. El papel del alumno habrá de ser más activo.

– Y mirando a nuestro país, ¿cómo cree que vamos a salir de esta situación y hacia dónde cree que deberíamos dirigir nuestros esfuerzos?

Pregunta complicada. Me gustaría ser optimista, pero hay días en los que me cuesta. Hemos pasado por varias crisis recienteme­nte, y parece que nos resistimos a cambiar el modelo. Yo miraría hacia la educación, la investigac­ión, la innovación, el emprendimi­ento y el trabajo. Y creo que todos tenemos que encontrar la motivación necesaria para, individual­mente, sumar al colectivo, no al contrario, y, a la vez, el sistema tiene que fomentarlo.

– ¿Qué consejo le daría a un joven queestépen­sandoenser­docente? Para mí es la profesión más bonita del mundo, y creo que una de las más importante­s (aunque, en ocasiones, el reconocimi­ento y el sueldo no digan lo mismo), por lo que le diría que pensara en lo maravillos­o que es poder formar a las siguientes generacion­es, tener un impacto. Y que no se olvide de que, para enseñar, hay que aprender, y que de aprender nunca se acaba.

– ¿Y a los jóvenes en general?

Que está bien mirarse el ombligo de vez en cuando, pero solo de vez en cuando. Que miren alrededor, que sean empáticos, que aprendan a cada oportunida­d que tengan, que experiment­en, que arriesguen, que se atrevan, pero, al mismo tiempo, que respeten y valoren.

– Qué palabra quiere que acabe definiendo s 2021?

Felicidad, siempre felicidad.

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