Salen del bache
Un Almería blando en defensa gana con doblete de Corpas y goles de Sadiq y Lazo
Cantaba Enrique Urquijo en su in mortal Ojos de Gata que se volvía vulgar al bajarse del escenario. Algo similar le ocurre a este Almería cuando se afana en atacar desprotegiendo la retaguardia. Anoche los de José Gomes cortaban un pequeño bache de dos derrotas consecutivas goleando al Lugo, pero lo abultado del marcador no debe ocultar que el equipo estuvo por momentos muy blando en la faceta defensiva ante un rival que dispuso un planteamiento conservador y apenas atacó, pero que no obstante llevó peligro en cada una de sus llegadas al área de Makarizde, más de las sospechadas viendo el resultado final.
El partido dejó detalles reconfortantes como que Lazo parece querer volver a ser el que un día fue y su concurso resultó clave tanto en la acción que iba a facilitar el derribo de Sadiq que a su vez derivó en el penalti del 1-0 (asistió al nigeriano) como en el decisivo 2-1, anotado por el gaditano nada más reanudarse el encuentro.
El equipo recuperó además su buen engranaje en la línea de mediapuntas, desaparecida en Leganés y en menor medida en Mallorca. Ante el Lugo partieron de inicio Lazo-Villalba-Aketxe y lo cierto es que hubo mayor movilidad y profundidad que en jornadas previas. En el capítulo de las cosas positivas cabe indicar igualmente la buena presión tras pérdida ejercida por los rojiblancos para recuperar el esférico lo más pronto posible. Todo lo apuntado permitió al Almería dispararse a picos del 76% en la posesión del balón, dato en buena medida engañoso por el peligro que provocaron los gallegos en los contragolpes.
En el debe cabe destacar que es una temeridad alinear a Ivanildo en el perfil diestro de la zaga siendo zurdo y teniendo a Maras disponible. El equipo pierde en salida de balón, amén de que el luso concedía un penalti por otra parte absurdo al intentar defender un cabezazo de Barreiro con los brazos despegados del cuerpo. El ariete del cuadro lucense no desperdiciaba la ocasión para poner el 1-1 desde los once metros poco antes del descanso.
Sufrieron más de lo debido los almerienses en ese balance defensivo (en particular a balón parado), si bien cabe destacar que tras adelantarse en el marcador con un penalti pésimamente lanzado por Sadiq que el nigeriano arreglaba recogiendo el rechace, no ya del meta Cantero, sino del despeje de un defensor (surrealista pero cierto), el colegiado anuló otra pena máxima que había decretado sobre Aketxe y que pudo sentenciar el duelo a los 20 minutos de juego.
Arcediano Monescillo consultó con el monitor a instancias del VAR y dejaba sin efecto su propia decisión inicial al interpretar que un involuntario pisotón previo de Sadiq sobre un zaguero dejaba sin efecto todo lo acontecido a posteriori. El partido resultó extraño hasta en la incomparecencia en el área técnica de Nafti, entrenador lucense, por haberse saltado el protocolo Covid en la concentración del equipo y dejar las riendas a su segundo.
Para suerte local una buena acción colectiva en los primeros compases del segundo acto iba a evitar mayores dosis de nerviosismo. Todo nacía en las botas de
Samú Costa, que realizaba un preciso cambio de orientación a la banda izquierda viendo la subida de Akieme; el lateral zurdo la ponía atrás sobre la llegada de Lazo, que lanzaba una buena volea inalcanzable para Cantero tras realizar un control en el que el balón se levantaba algo del piso.
La clave sin duda estuvo en ese tanto porque el Lugo luego lo intentó con sendos disparos de Campabadal y Xavi Torres que obligaron a intervenir a Makaridze, pero la posterior entrada al campo de Corpas iba a resultar fulgurante.
El bañusco es de los que se crecen en la adversidad y tras pasar por el banquillo emergen cual ave Fénix. Se había especulado con un pequeño bajón en su rendimiento concidiendo con el bache del equipo, algo que se encargó de borrar de un plumazo con un doblete en apenas cinco minutos. El primer tanto lo consiguió tras combinar con Sadiq y que el nigeriano se topase con el poste tras sortear al arquero, rebote que el jiennense aprovechaba para impulsar a la red el 3-1.
Con las cuerdas vocales todavía rasgadas por la celebración iba a caer el 4-1 en una jugada con los mismos protagonistas. Sadiq tiró de zancada para dejar atrás a los rivales en un contraataque y abrir a la derecha para que Corpas re
matase la faena con un disparo raso y cruzado.
El Almería no lograba una goleada de semejante calado desde la prepandemia, cuando el equipo entonces entrenado por Guti se impuso 4-0 a un Deportivo que hoy pulula como alma en pena por Segunda B, cuando el preparador madrileño ni sospechaba el destino que le aguardaba en la era postcoronavirus.
Pero en ese juego de luces y sombras, de blanco y negro, del yin y el yang, los almerienses dieron una de arena junto a la de cal. Vino simbolizada por el hecho de volver a ser incapaces una jornada más de mantener la portería a cero, circunstancia que no ocurre desde el pasado 6 de diciembre, cuando se lograse a domicilio ante el Alcorcón.
Por ahí se descose este formidable equipo cuando ha tenido que vérselas con los rivales directos por el ascenso directo. Lo bueno es que se aleja una mala racha que podría haber resultado más dañina y que se caza en la tabla momentáneamente al Espanyol en el segundo puesto, al menos hasta que los catalanes visiten esta tarde el feudo del siempre complicado Sporting. Lástima que Balliu viese la única amarilla de la tarde en una acción infantil y se pierda por sanción la visita al Girona.