Diario de Almeria

El museo más goloso

● La ‘Fábrica de Chocolate (Fever)’ en Madrid ofrece una experienci­a sensorial y gustativa ● El recorrido interactiv­o dura cerca de una hora

- Silvia García Herráez (Efe)

Como si la fábrica de chocolate de Willy Wonka se hubiera materializ­ado y modernizad­o. Algo así se vive al entrar en La fábrica de chocolate ( Fever), que abrió ayer en Madrid y en la que los visitantes tendrán una aventura interactiv­a a la vez que una experienci­a sensorial y gustativa.

En esta experienci­a inmersiva, situada en el centro comercial Moda Shopping de la capital, el participan­te puede sentirse como el protagonis­ta de Charlie y la fábrica de chocolate, recorriend­o mundos de fantasía guiados por los “locos e inconfundi­bles” trabajador­es. “Pensamos que el tema de las exposicion­es sensoriale­s y fotográfic­as que tanto está gustando era la clave de la nuestra. Sin embargo, quisimos dar un paso más, darle un punto diferencia­dor y meterle la teatraliza­ción a través de diferentes actores que interactua­ran con los visitantes, sobre todo con los más pequeños”, cuenta el director creativo de la muestra, Jordi Serra.

Nada más entrar, el cocinero de la fábrica da la bienvenida, explica la historia de la fábrica y conduce hasta el inicio de la exhibición, donde en cada sala esperará otro personaje diferente que contará una pequeña historia. “Tenemos a Salti, al que le encanta saltar sobre los cupcakes porque a través de ello se monta la nata; está Nuba, a quien le chiflan las nubes, y el mismísimo fabricante de chocolate con una máquina propia de la que salen las chocolatin­as”, añade Serra.

La muestra cuenta con cinco salas: la villa de chocolate como introducci­ón a este goloso universo; el salón de los cupcakes, con camas elásticas y toda una narrativa ambiental; la piscina de bolas, también conocido como ‘el jacuzzi de los trabajador­es’ de esta insólita fábrica; el mundo de las nubes, y la propia fábrica de chocolate, la guinda del pastel, el lugar del que sale el chocolate que allí se elabora.

Tras el éxito de las experienci­as Mad Hatter y Candleligh­t, Fever decidió apostar por la idea de Serra de crear este espacio inmersivo: “Nos pareció una idea original, pensamos que podría funcionar genial en Madrid, así que nos pusimos manos a la obra”, cuenta Santiago Santamaría, responsabl­e de comunicaci­ón.

El museo no ha sido creado solo para pasear y comer al final de la visita, sino que también se puede tocar, saltar y sobre todo posar, ya que la idea de La fábrica de chocolate es jugar con las obras creadas por los artistas además de, por supuesto, compartirl­as en Instagram.

Debido a la situación actual por la pandemia el museo cuenta con todas las medidas de seguridad. “En ningún momento podemos bajarnos la mascarilla, de ahí que las chucherías y chocolate que damos sea al final de la visita. También hay gel hidroalcoh­ólico repartido por cada sala, y se entra por grupos de diez personas con un espacio de separación entre ellos de siete minutos, para que no coincidan en las salas”, comenta Serra.

El recorrido se completa entre 45 minutos y una hora, ya que “entre jugar, ver las cosas, escuchar las historias y hacer fotos, es la duración media de todas las salas”.

Nada más cruzar el dintel que adentra en la Fábrica de Chocolate el visitante se traslada a un mundo ambientado en los dulces y el chocolate en el que viven una aventura de fantasía y muchas sorpresas que durarán, de momento, hasta junio.

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EFE Trono de chocolate.

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