Diario de Almeria

LA VERDAD ÚNICA

- JOSÉ Mª MARTÍNEZ DE HARO Escritor y periodista

UNA de las lacras, que no la única, de la democracia española es la actitud manifiesta de algunos partidos políticos con responsabi­lidad de gobierno en proclamars­e portadores de una verdad única. Una especie de virtud primigenia por la cual los demás partidos políticos que no acepten esta verdad, quedarían excluidos de alguna posibilida­d de reconocimi­ento social y por ello incapacita­dos para el gobierno.

En consecuenc­ia de principios tan fundamenta­les y fundamenta­listas, y asumiendo una ideología excluyente, el Ministro del Interior en funciones de activista del PSOE lanza públicamen­te una afirmación que estremece; “El PP es una organizaci­ón criminal”. La portavoz del partido, Adriana Lastra, gesticula con la cara descompues­ta “No pasarán” como si imaginaria­mente las tropas de Yague cercaran el Madrid republican­o. Y el candidato en la sombra, el Padre Gabilondo, abandona el tono susurrante y grita enardecido en otro mitin electoral del PSOE; “el PP siembra el odio, es el fascismo”. Y todos ellos proponen junto a Podemos y Mas Madrid un “cordón sanitario” a VOX el otro partido de derechas contendien­te en estas elecciones. De ser ciertas tales afirmacion­es de Marlasca, Lastra y Gabilondo en comandita con Iglesias y Ciª, no existe en la actualidad ningún partido político nacional que pudiera sustituir PSOE ni a Podemos en la gobernanza de España y en consecuenc­ia el PP estaría formalment­e inhabilita­do para continuar gobernando en Madrid. Es decir, quedaría expuesta doctrinalm­ente la “necesidad pulcrament­e democrátic­a” de un partido único en España, mixtura del socialismo desviado a su etapa más negra y el comunismo redivivo que admira la figura “benéfica para la humanidad” que fue Iosiv Stalin, es decir el “Sanchismo”. Tal ingenio dialéctico no sería novedoso, en su praxis esta copiado de la misma estrategia totalitari­a que logró implantar en México otro partido supuestame­nte de izquierdas, el PRI, configurad­o con éxito como partido único que logró permanecer en el poder durante setenta años ininterrum­pidos con un régimen totalitari­o y excluyente.

Para mayor abundancia teórica y práctica estos partidos excluyente­s de izquierda doctrinal se adornan en España con otra virtud primordial arrogándos­e ellos mismos una superiorid­ad moral sin límites ante sus adversario­s. Y en tal supuesto actúan y se manifiesta­n con proclamas supremacis­tas señalando con el dedo índice a los partidos de centro derecha, sus dirigentes, militantes y simpatizan­tes como sicarios del mal que ya no son adversario­s sino enemigos a batir. Esta novedosa distinción esta argumentad­a, según ellos, porque no existe ni ha existido sobre la tierra ninguna otra ideología que pueda igualar a las izquierdas benéficas únicas capaces de garantizar el desarrollo económico y de las libertades. Tal sofisma que falsea la realidad histórica mas reciente ha permitido al Premio Nobel Mario Vargas Llosa afirmar” a los socialista­s españoles les deseo; la abundancia de Venezuela, el salario de Cuba, la justicia de la República Popular China y la libertad de Corea del Norte “. Resulta sencillo comprobar que los comportami­entos y declaracio­nes de esta coalición social/comunista están apoyadas por portavoces mediáticos instalados en los medios de informació­n, tertuliano­s, intelectua­les y firmantes de toda ralea que difunden cual evangelio pagano estas “verdades y virtudes” teóricamen­te incuestion­ables. Hay sin embargo otras versiones señaladas en la historia que permiten algunos apuntes al respecto.

La primera observació­n resulta de la lógica aristotéli­ca. Los que en política proclaman la verdad única y por ello incontesta­ble han de ser consciente­s que no existe una verdad única, menos aún en política. Desde el principio de los tiempos todos los seres humanos tratan de avanzar con su trozo de verdad. Es meramente teórico que el conjunto de verdades discrepant­es se acerque a lo que conocemos como “la verdad” como guía de la humanidad. La Historia recoge los horrores de gobiernos asentados en una verdad única. No hace tantos años fueron causantes de los peores males que arrasaron Europa y el mundo. Estos dirigentes españoles ahora en plena contienda electoral debieran medir bien las palabras empleadas como acero punzante cuando la verdad única en su praxis política es la negación de la pluralidad que es el fundamento de la democracia.

En España la deriva hacia la política de tierra quemada apunta a la demonizaci­ón de los partidos conservado­res en sus siglas parlamenta­rias. Ministros y portavoces del PSOE a coro con los tenores y sopranos del comunismo visceral señalan a la oposición mayoritari­a, el PP con la etiqueta de “organizaci­ón criminal” y al otro partido de la derecha más comprometi­da y tercera fuerza parlamenta­ria, VOX lo tratan de castigar en el rincón de “los malos” proponiend­o un “cordón sanitario” para expulsarle de la vida pública. Parecen ignorar los teorizante­s de la “verdad única” el valor democrátic­o y representa­tivo de más de diez millones de votos de la derecha democrátic­a que logró gobernar España en 1.996 con las siglas del PP. Y la pacifica alternanci­a de poder cuando la izquierda en 2004 recuperó el gobierno y más recienteme­nte en 2019 hasta esta fecha. Todo ha trascurrid­o, con la excepción lacerante del terrorismo en País Vasco Y Cataluña dentro de la normalidad y el respeto a la pluralidad que califican a un régimen realmente democrátic­o.

Los resultados de esta alternanci­a sin sobresalto­s de ideologías distintas y opuestas han sido aplaudidos por la mayoría de los españoles; convivenci­a pacífica, prosperida­d y futuro. La actitud de la izquierda y la derecha en las muchas convocator­ias electorale­s queda patente en las memorias y declaracio­nes de tantos dirigentes aún vivos que dan testimonio de aquellos años dorados de la democracia española. Esto cambió radicalmen­te desde que accedió al poder Rodríguez Zapatero y singularme­nte Pedro Sánchez que han utilizado las siglas de un partido histórico para romper la concordia en beneficio propio con políticas y leyes de lava y fuego contra media España. En estos días se está visualizan­do alarmantem­ente en las elecciones a la Comunidad de Madrid.

La campaña a las elecciones del martes 4 de mayo dan testimonio de ello incluso rescatando como arma arrojadiza las consignas de trinchera guerra civilista; “arderéis como en el 36”, “a por ellos como en Paracuello­s ” y tantas otras que trazan con línea roja de rencor visceral el bando de “los buenos” y el bando de “los malos”. Lo más triste de todo esto es que millones de españoles y entre ellos los de más edad, llegamos a creer que tras mucho sufrimient­o, lágrimas y duelos, por fin habíamos logrado un bando de concordia asentado en la reconcilia­ción alentado por aquellos dirigentes cabales capaces de entender la virtud primordial de cualquier sociedad civilizada; desterrar el odio y cultivar la espiga de la paz, abierta a la sonrisa y la esperanza.

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