El consumo de TV bajó en 74 minutos respecto a abril de 2020
La humorista y contertulia de ‘Zapeando’ interviene hoy en el programa de monólogos del canal temático
El consumo por español de visionado de televisión en el mes de abril tuvo una media diaria de 3 horas y 49 minutos, lo que supone 74 minutos menos que en el mismo mes de 2020, en pleno confinamiento y cuando se alcanzó récord histórico de consumo audiovisual, segúnlos datos del informe elaborado por Barlovento Comunicación. Reduciendo al ámbito de los espectadores, la media se situó en 5 horas y 26 minutos, 69 minutos menos que un año atrás.
El informe señala que el consumo de televisión lineal se situó en una media de 221 minutos, representando casi 97%, mientras que el consumo en diferido, de contenidos bajo demanda, fue de 8 minutos, en línea con meses recientes. Por sexos, las mujeres dedicaron de media a ver la televisión 4 horas y 8 minutos, 69 minutos menos que en abril de 2020, mientras que los hombres estuvieron frente al televisor 3 horas y 30 minutos de mediapor día.
En cuanto a las franjas de edad, los mayores de 64 años tuvieron un consumo de 6 horas y 32 minutos, seguidos del segmento entre 45 y 64 años, con 4 horas y 47 minutos.
Sobre la cobertura televisiva diaria, 32,2 millones de españoles contactó diariamente con la pantalla, 1,7 millones menos que en abril de 2020 y lo que representa el 70,4% de la población. Asimismo la cobertura acumulada en el mes de abril fue de 44 millones de personas, es decir, el 96,4% de los españoles vieron en algún momento contenidos de televisión. El tiempo dedicado a la pantalla de casa para internet o videojuegos se situó en los 31 minutos por persona de media al día.
Por sistemas de distribución, la TDT es el soporte para el 72,9% de la audiencia; las plataformas el 16,6%; el cable el 7,6% y el satélite el 1,3%. En abril, se contabilizaron unos 10,9 millones de tuits en las redes sobre programas televisivos, de los que la mitad corresponden a espacios de entretenimiento, sobre todo realities.
LO de la larga campaña madrileña ha sido un repunte de crispación y polarización innecesarias y que no le conviene a nuestra sociedad cuando tiene problemas bien dolorosos como para preocuparse con quién pacte el que se siente en la Puerta del Sol. Los programas de “infoentretenimiento” han estado distraídos estos días atendiendo a los requerimientos de las “fuerzas antifascistas” que por unos meses han querido trasladarnos a las angustias de la primavera del 36. En estos días nos estamos haciendo una idea de lo rápido que pudo emponzoñarse el ambiente bélico por entonces.
La televisión ha contribuido lo suyo a azuzar el ambiente, superando a las redes sociales. Tantas horas con las cartas de las balas ha sido de una sobredimensión irresponsable. Si la transición, con tantos momentos delicados de pistoleros, espadones y terroristas, hubiera dependido de los actuales contertulios y ministros habríamos fracasado como sistema, como sucede en Cataluña.
La matraca de estos días ha sido querer convertir a Vox en el partido que fomenta el odio. El partido de la lamentable campaña contra los menas y que impone misas folclóricas y películas de Trece en Canal Sur tiene cosas muy discutibles, pero no es el escuadrón de matones que quieren hacer ver los mismos que han jaleado la violencia en las calles.
Lo de Vox no ha surgido de casualidad, ni por furores imprevistos. La democracia, acomplejada, no se ha defendido a sí misma. Ni a sus símbolos. La clase media, la gente, se ha encontrado, se encuentra, desamparada. Y cada vez que se ha pitado al himno, cada vez que se ha insultado al Rey, cada vez que se ha menospreciado la labor de las fuerzas que nos protegen o cada vez que se han despreciado logros como la transición han nacido votantes de Vox. Podemos y derivados y el actual PSOE, con sus altavoces y contertulios en La Sexta o en La 1, han ido empujando a muchos vecinos a sentirse reflejados en los fantasmas invocados por estos partidos de la irrealidad y el enfrentamiento.