Diario de Almeria

FILOSOFÍA CÍNICA

- JOSÉ MANUEL LÓPEZ GARCÍA

LA escuela cínica nos enseña que la filosofía posee una utilidad práctica innegable. El arte de vivir está unido al ansia de libertad y de autenticid­ad. Ser libre y vivir felizmente son las aspiracion­es fundamenta­les de cualquier persona. Vivir la vida que uno quiere es lo que proponían los f ilósofos cínicos de la Antigüedad.

Los planteamie­ntos de los pensadores de las escuelas helenístic­as pueden ser puestos en práctica también en la vida cotidiana del siglo XXI. Porque la búsqueda de la verdad, del saber y la belleza, etc., hacen más profunda la vida humana y la llenan de sentido. Se trata de hacer lo que nos apasiona o de lo que creemos que nos gusta o es bueno para nosotros, sin límites previos y ejercitand­o la voluntad. Ser autosufici­entes es básico y cada persona es lo que quiere ser sin imposicion­es de ningún tipo. Aprender constantem­ente es lo propio de los seres humanos. Esto lo sabían perfectame­nte Antístenes y los demás pensadores cínicos. La actividad intelectua­l integ rada en la existencia es lo que nos hace avanzar de modos prodigioso­s. Se trata de satisfacer la cur iosidad universal y esto se logra leyendo, escuchando, viendo, i nvestigand­o, pensando y buscando lo que nos hace crecer como seres humanos. La felicidad es el camino o la búsqueda que solo termina con la muerte.

La realizació­n de proyectos nos hacer vivir con más intensidad. La acción es una de las claves de la buena vida. El pensamient­o crítico es lo mejor contra la estupidez y la ignorancia que abundan en el mundo. El cinismo afirma el inmenso valor de la creativida­d, ya que es lo que da mayor sentido a la vida humana y lo que nos distingue en el sucederse de las generacion­es.

Disfrutar de la vida supone hacer la vida que uno desea con plena libertad y gozo y sin importar nada lo que digan los demás, ya que cada sujeto es dueño de sus actos y de su propia vida. Las mentiras, los engaños, las falsedades, la hipocresía y el egoísmo excesivo, así como la violencia y la agresivida­d, perjudican a todos y hacen más difícil la existencia en la convivenci­a social.

Valorar los momentos felices de la vida y disfrutarl­os con plena intensidad no está reñido con gozar del saber y de la belleza, en todos los sentidos pensables e imaginable­s. Enfocar las cosas y la realidad de modo positivo está a nuestro alcance. Y esto lo sabían también los cínicos, epicúreos, estoicos y escépticos de la Grecia antigua. El tiempo del que disponemos en la vida aunque sea largo

es limitado y, por tanto, lo más racional y coherente es aprovechar­lo al máximo, pero con serenidad y equilibrio. Lo que presupone también ser consciente­s de la fugacidad de todo y del eterno retorno de la vida en distintos seres a través de los siglos.

El coraje en la vida es uno de los valores pr incipales para l os cínicos, puesto que es cier to que sir ve para afrontar mejor y más sólidament­e los problemas y las adversidad­es que surgirán inevitable­mente en el curso de la existencia. Luchar por una vida más humanizada para todos debería ser también un objetivo irrenuncia­ble y una meta prioritari­a. Convertirn­os en seres libres y racionales es tra de las exigencias que se pueden plantear en un cinismo del siglo XXI.

El cultivo de la mente y del conocimien­to, el diálogo y la libre discusión nos proporcion­an felicidad, sin ninguna duda. Las relaciones sociales y los viajes también potencian la vida y la llevan a nuevos niveles de satisfacci­ón y plenitud. El valor de la amistad y del amor es el hilo conductor de una vida más profunda que trasciende lo exclusivam­ente material y supera el tiempo. La memoria o el recuerdo de los innumerabl­es momentos felices es la expresión de la f initud, pero a la vez es una forma de eternidad en el presente y en el futuro que está sustentada en el pasado vivido y realizado a lo largo de los años y de las décadas.

De todos modos, desde la perspectiv­a cínica el presente y el futuro están abiertos totalmente a todo y de eso se trata. Lo mejor es desar rollar todas las potenciali­dades y talentos para ser la mejor versión de nosotros mismos. Podemos ser mucho más de lo que pensamos. Con acción masiva en la vida se puede afirmar que todo es posible. Lo único que hace falta es tener la valentía, el coraje, la voluntad y la determinac­ión de hacerlo, de atreverse.

Valorar los momentos felices de la vida y disfrutarl­os con plena intensidad no está reñido con gozar del saber y de la belleza

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