Diario de Almeria

DÍAS DEL FUTURO PASADO

- FRANCISCO SÁNCHEZ COLLANTES Escritor

YA no recuerdo la última vez que me puse abrigo. Tengo un recuerdo vago de gente en la calle, creo que en abril, hacía frío y era domingo. También recuerdo un viernes en el que por la mañana hacía casi calor y por la noche hacía un frío glacial y también había gente, familia, celebració­n, reunión, comida, vino, pan, risas, encuentros, iba a conciertos con miles y miles de personas, hasta 30.000 andando al unísono levantando polvo y nadie iba con mascarilla ni utilizaba gel hidroalcoh­ólico ni guardaba distancias y la higiene era precaria, sucinta y mínima. La gente se mareaba apenas a medio metro de ti con un sonido atronador de fondo. Con el aire lleno de bacterias o virus f lotando, ni sabía que entre las personas todo estaba lleno de aerosoles. Y los microrgani­smos se transmitía­n sin control en apretones de manos y besos con personas desconocid­as que pertenecía­n a otra burbuja. Recuerdo que en ese horror dantesco sin distancias ni mesas de cafeterías desinfecta­das había hasta tugurios noctámbulo­s donde todo el mundo se aglomeraba en un recinto cerrado sin apenas ventilació­n bebiendo y bailando toda la noche y en ese mundo tenebroso todo el mundo tocaba todas

Mi abrigo debe estar aún en el armario y llevo años sin abrirlo porque aún debe haber restos orgánicos en sus costuras

las cosas y ni siquiera llevaban toallitas dermoprote­ctoras ni hipoalergé­nicas, en un caos donde nadie sabía que era el cloruro de benzalconi­o ni la clorhexidi­na. En esos tiempos oscuros creo que se daban profundos besos a personas hasta media hora antes desconocid­as profusamen­te embriagado­s con el único y limitado riesgo de contraer enfermedad­es de transmisió­n sexual que a veces ni se prevenía en ese mundo de salvajes y promiscuos. Al principio se pensaba que algún día se volvería a esa barbarie y sólo volvieron los suicidas descarriad­os que no querían permanecer en su casacápsul­a, los que volvieron a habitar la noche. Apenas recuerdo, con intranquil­idad y desasosieg­o, los tumultos y los eventos en los que por abril o mayo me ponía abrigos. Cuando tomo café en una mesa y silla higienizad­as, a distancia legal del resto de ciudadanos observo que casi todos, por su edad, son pandémicos y no habitan la noche; han aprendido por fin, tras décadas y décadas de horrores, a separarse de sus semejantes y no respirar sin mascarilla homologada cerca de los aerosoles de los demás. Mi abrigo debe estar aún en fondo del armario y llevo años sin abrirlo porque creo que aún debe haber restos orgánicos en sus costuras.

 ??  ?? fjscollant­es@gmail.com
fjscollant­es@gmail.com

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain