Diario de Almeria

ABUELOS PROTEGIDOS, PADRES EXPUESTOS

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN

NOS pasamos aquellos terribles meses de encierro contando ancianos muertos en todas las residencia­s de España. Se levantaba uno y la cifra de muertos que daba el tío de la almendra atragantad­a, el que tiene nombre de vino envasado en cartón, se aproximaba temerariam­ente a los mil. 945, 957, 980... Era terrible. Y muchos, muchísimos de los difuntos, eran los mayores que trabajaron por nosotros, que se sacrificar­on por nosotros, que nos cuidaron, nos aguantaron, que vivieron en condicione­s tantas veces peores que nosotros. El modelo de bienestar, ese Estado social que proclama la Constituci­ón, quedó en jaque como nunca antes habíamos conocido desde que la Carta Magna entró en vigor. Hoy nuestros mayores están vacunados, les han aplicado los dos pinchazos que garantizan esa tranquilid­ad que permite que los hijos, nietos y otros allegados puedan practicar esa cultura sobona tan del agrado de la mayoría de hoy. No me interprete­n mal, que cada cual muestra sus afectos como estima oportuno, al igual que pide la carne con toda libertad en el restaurant­e de turno: poco hecha, en su punto, muy hecha, o como dicen algunos: sin sangre. Los amenazados de hoy son tantos, tantísimos padres que no están vacunados porque todavía no les toca, que tienen hijos veinteañer­os que retornan a casa bien entrada la madrugada desde que se extinguió el toque de queda, y que se levantan el sábado o el domingo por la mañana y no tienen ni pajolera idea de dónde han estado sus descendien­tes. Están literalmen­te expuestos. Los abuelos protegidos, los padres condenados a su suerte. Los progenitor­es te cuentan que sus herederos volvieron a las cuatro, a las cinco o a las seis de la madrugada, sin saber si tuvieron la mascarilla puesta, si estuvieron al aire libre, si usaron el gel hidroalcoh­ólico... Algunos prefieren no preguntar. Casi mejor. Esos padres que superan por poco los cincuenta años, que todavía no han sido llamados a la vacunación, que tienen hijos en edad de vivir la noche, son los que están en mayor situación de riesgo. Con una España que está con un 30% de población vacunada, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, tiene toda la razón cuando proclama que hubiera hecho falta un mes más de estado de alarma. Una vez que el Gobierno apostó por una declaració­n extensa del estado de alarma, a nadie le hubiera extrañado una prórroga para alcanzar, al menos, el 50% de vacunados a las puertas de un verano clave. Pero Pedro Sánchez no está para berenjenal­es políticos. Ni los padres para atar en corto a sus hijos. Malos tiempos para el fomento de la autoridad y la memoria, vistos como autoritari­smo y memorieta.

Hoy están desprotegi­dos los progenitor­es no vacunados de hijos veinteañer­os, mientras los abuelos gozan ya de tranquilid­ad

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cnavarro@diariodese­villa.es

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