Diario de Almeria

CENTROS SEGREGADOS Y REALIDAD SOCIAL

- francisco.bautista.toledo @gmail.com

SEGÚN el estudio de think tankEsadeE­cPol, España aparece como uno de los países de la OCDE donde la inclusión escolar es menor, indicando que existen escuelas transforma­das en auténticos guetos sociales.

Opino que su existencia responde a la situación presente en su entorno sociocultu­ral. La escuela es ref lejo fiel de la sociedad, y territorio, donde ejerce sus servicios. Existen bolsas de alumnos en las que se agrupan aquellos cuyo rendimient­o educativo es muy bajo. Son Centros donde predomina el fracaso escolar, abandono y conf lictividad.

Naciones que diferencia­n a sus alumnos por rendimient­os académicos se encuentran en mejores posiciones respecto a nuestro país. Sus Sistemas educativos están diseñados de acuerdo a una organizaci­ón de itinerario­s diferentes, selecciona­ndo a su alumnado según el rendimient­o académico que presentan, en la mayoría de las veces a edad muy temprana.

Cabe suponer que se ofrece en estos Sistemas educativos un currículo diferencia­do, según el alumnado al cual va dirigido, enfocado a la salida profesiona­l donde desembocan. Son escuelas diferencia­das y segregadas.

En nuestro Sistema educativo la enseñanza es universal e inclusiva, ofreciendo unos mismos contenidos a todos los estudiante­s. Posee un itinerario y vías comunes. Teóricamen­te es superior.

¿Dónde está el fallo de nuestra escuela? En ofrecer el mismo nivel de contenidos a todos los alumnos, sin considerar su estado de conocimien­tos previos, personalid­ad, circunstan­cias personales o emocionale­s, es decir, se desarrolla una atención a la diversidad insuficien­te.

Al observar los diseños curricular­es establecid­os, el tipo de educación definida es intensamen­te recuperado­ra y diversa, constituye­ndo uno de sus principios básicos. Pero la realidad es otra cosa. En muchas zonas deprimidas sociocultu­ralmente, los Centros docentes presentan disfuncion­es en la aplicación del principio de diversidad, sea por la insuficien­te formación pedagógica de los docentes, como también por la imposibili­dad de aplicarla, debido a la no colaboraci­ón de las familias y alto absentismo de los escolares. Desde la Administra­ción educativa se realiza un esfuerzo considerab­le por transforma­r esta situación, pero no es suficiente, pues se necesita el apoyo efectivo de otras institucio­nes externas. Mientras, nuestra realidad sociocultu­ral permanece.

¿Dónde está el fallo de nuestra escuela? En ofrecer el mismo nivel de contenidos a todos los alumnos

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FRANCISCO BAUTISTA TOLEDO

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