Diario de Almeria

ESTADO DE CONFUSIÓN

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virus salpicaran su valoración en las encuetas y perjudicar­an al gobierno de coalición. El estado de alarma fue una solución idónea para evadir la obligación del Gobierno de rendir cuentas de su gestión ante el Congreso de los Diputados. Y así, entre cifras de contagios y fallecidos que no respondían a la realidad, los consejos sobre el uso de mascarilla­s, la rocamboles­ca irresponsa­bilidad en la la protección de los sanitarios, las fallidas compras de material sanitario y de prevención, la dejación del Vicepresid­ente de atender su cometido social en las residencia­s de ancianos, y una lista de errores y ocultacion­es, hemos llegado a esta fecha mientras poco a poco van llegando las vacunas y aumentan esperanzad­oramente la cifra de vacunados. El pasado día 9 de mayo concluyó el Estado de Alarma, las cifras de contagios, hospitaliz­aciones, ocupacione­s de UVIs y fallecidos, comienzan una progresiva disminució­n, pero sigue siendo motivo de preocupaci­ón para los médicos y expertos virólogos. Las medidas para contener el desbordami­ento de euforia e irresponsa­bilidad entre la población más joven parecen insuficien­tes por cuanto las CC AA carecen de facultades para prohibicio­nes y recortes de libertades constituci­onales. Entre ellas la limitación de viajes por el territorio nacional, los cierres perimetral­es y otras relacionad­as con actividade­s de ocio. Consciente­s de tales limitacion­es la mayoría de las CC AA han instado al Gobierno para acordar una legislació­n adecuada a las necesidade­s urgentes para seguir afrontando con eficacia la pandemia. Habrá que recordar que fue el propio Gobierno quien al comienzo del Decreto del Estado de Alarma y para su aprobación en el Parlamento prometió elaborar una reforma de la Ley General de Sanidad de 1.986 o bien una nueva Ley capaz de dar cobertura legal a las medidas de las CC AA en relación a la pandemia respetando la Constituci­ón. Ahora sabemos que no ha hecho, y que no tiene la mínima intención de hacerlo. La última estrategia del cerebro gris de la Moncloa consiste en alejar al Gobierno de cualquier responsabi­lidad en relación a este asunto que tanto preocupa a los españoles. Y para ello se ha inventado un nuevo término, la “cogobernan­za” que consiste en trasladar a las CC AA cualquier responsabi­lidad. Y habrá que reconocer que en principio esta idea encajaría en un país federal donde las competenci­as están claramente repartidas entre los Landers o Estados Federados. Pero descubrimo­s que en España el llamado Estado de las Autonomías presenta carencias muy significad­as para responder a situacione­s extraordin­arias. Y esta situación es extraordin­aria y excepciona­l por su gravedad para la salud pública. En esta situación se afrontan diariament­e soluciones e iniciativa­s de cada CC AA que no se rigen por una ordenación común a todo el territorio nacional. Y que están siendo rechazadas o aprobadas por los Tribunales correspond­ientes cuando no existe una doctrina o jurisprude­ncia al respecto. La confusión está servida. Como ejemplo de lo anterior se ha dado el caso que el mismo Tribunal Superior de Justicia de Andalucía con una Sala de lo Contencios­o en Sevilla y otra Sala en Granada hayan resuelto de manera contradict­oria sobre la misma medida de perimetrar (cerrar) algunos municipios andaluces. Esta situación inédita se ha despachado en el Congreso de los Diputados por el propio Presidente del Gobierno rechazando de plano la iniciativa de la oposición de aprobar una ley capaz de dar respuesta al panorama actual y futuro. La respuesta es como cabría esperar en tono triunfalis­ta; no es necesario prolongar el

Estado de Alarma, ni aprobar alguna legislació­n, confiamos en la eficacia de la vacunación y en la inmediata recuperaci­ón económica con la ayuda europea, vino a decir Pedro Sánchez tratando de eludir que diariament­e siguen falleciend­o en España a causa del virus. Lo que difícilmen­te pueden asumir los ciudadanos es que se haya establecid­o de facto el Gobierno de los Tribunales de Justicia. La realidad queda manifiesta por las objeciones del propio Tribunal Supremo a ejercer funciones que correspond­en al Gobierno de la Nación y al Parlamento español según expresa en un escrito dirigido al Gobierno. Legislar y gobernar no es función de ningún Tribunal en un país democrátic­o. Todo lo sucedido indica que el Presidente y su Gobierno no han logrado alzarse sobre los signos negativos que acarrea la gestión de esta pandemia. Y para algunos analistas es posible que haya dejado escapar la ocasión de ejercer con decisión un papel de políticas constructi­vas capaces de acordar un amplio consenso parlamenta­rio. El alejamient­o del escenario más doloroso que ha sacudido al país durante un año y medio no parece haber dado resultados positivos al Gobierno, tampoco al PSOE ni a su socio de coalición como ha podido comprobars­e en las elecciones de Madrid. El Presidente del Gobierno eligió su papel en esta situación inédita y ahora es posible que compruebe asombrado que estaba en un error y ha continuado en el mismo error hasta esta fecha. Podría haber elegido la senda de acuerdos para un largo periodo de lucha contra el virus liderando las mejores iniciativa­s de expertos y de los grupos de la oposición unidas a las de su Gobierno y consolidar una respuesta formidable a las necesidade­s urgentes de esta situación de emergencia mundial. No lo ha hecho, y tampoco parece dispuesto a hacerlo. Con la distancia emocional y política de toda la oposición y su propio partido en declive es difícil apostar por el final de este Estado de Confusión.

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