Los famosos cogen unos kilos con la pandemia
Will Smith publica una fotografía con sobrepeso que se hace viral “Estoy en la peor forma física de toda mi vida”, comenta
La pandemia ha cambiado nuestros hábitos de vida. Nos hemos vuelto más sedentarios, no hemos cuidado la alimentación y, por lo general, la actividad física ha disminuido. De estas situaciones no se han escapado los famosos. Muchos de ellos han sufrido variaciones de peso en los últimos tiempos. Uno de los ejemplos más ilustrativos y que ha dado la vuelta al mundo es el de Will Smith.
El actor, a sus 52 años, parece haber perdido esa figura escultural que lucía desde su salto a la fama en la serie El príncipe de BelAir. Will Smith no se ha cortado un pelo y no ha tenido reparo en mostrar sus kilos de más a los 53 millones de seguidores que tiene en Instagram. En la foto aparece en ropa interior y con una chaqueta abierta que nos permite observar su barriga. “Voy a ser realista con todos ustedes. Estoy en la peor forma física de toda mi vida”, escribe el actor.
Will Smith tendrá que prepararse y trabajar duro para recuperar su esbelto cuerpo. La transformación podría llevarse a cabo en un reality. “Este es el cuerpo que me llevo a través de toda una pandemia e incontables días pastando en la despensa. Amo este cuerpo, pero quiero sentirme mejor. No más muffins de medianoche… ¡Me pondré en la mejor forma física de mi vida! Trabajando en equipo con YouTube para volver a encarrilar mi salud y bienestar. Espero que funcione”, explica.
Las f luctuaciones de peso suelen ser habituales en las celebridades. Leonardo DiCaprio ha pasado por varios estados físicos a lo largo de su vida. Su estado físico suele alcanzar su plenitud cuando está trabajando. Sin embargo, es común su abandono en periodos de vacaciones. Luego vuelve a recuperar el tono físico en un corto plazo de tiempo. Algo similar a lo que ocurrirá con Will Smith.
Britney Spears ha pasado por todos los estados posibles. Para la cantante cambiar de peso es como cambiar de zapatos. No sorprende verla con unos kilos de más o luciendo abdominales y un físico envidiable gracias a duros entrenamientos y a dietas que le permiten adelgazar y combatir el estrés.
Los cambios están a la orden del día en el caso de Christina Aguilera. El peso siempre ha sido uno de sus grandes complejos. La cantante pasó de ultradelgada a entrada en carnes. Sus vaivenes de peso contemplan el haber perdido 22 kilos en solo tres semanas, tras haberse sometido a una rigurosa rutina física y dejar atrás su afición por la fast food.
A sus 57 años, Russel Crowe ha protagonizado múltiples cambios físicos y de tallaje. Desde su increíble físico de general romano en Gladiator al que portaba en la película Red de mentiras, para la que tuvo que engordar hasta 30 kilos. El proceso de ganar kilos se llevó a cabo a base de magdalenas, hamburguesas y comiendo entre seis y ochos veces al día.
Russel Crowe tuvo que engordar 30 kilos para rodar ‘Red de mentiras’
LAS gafas de John Lennon, la boina del Che Guevara, el bigote de Freddie Mercury, el piano de Elton John. No hay icono sin seña de identidad. Eso lo sabe Pablo Iglesias quien, tras renunciar a la política, se ha despedido de su inseparable coleta, aquella que le valió el apodo de El
Coletas. El estilismo british a lo Hugh Grant en los 90 que lleva ahora no me convence; tampoco es que lo hiciera la coleta.
Con una pandemia mundial y los problemas que tiene el país, es una frivolidad dedicarle tiempo y espacio a hablar de la coleta de Pablo Iglesias. Pero, como es sabido, el ser humano no siempre se centra en lo importante y muchas veces opta simplemente por lo interesante, motivo por el que los medios de comunicación recogen chascarrillos, tontunas e irrelevancias. Personalmente me satisface que, de manera excepcional, el tema de conversación no sea el vestido de esta o aquella actriz, o sus operaciones de cirugía estética, sino que se hable de un hombre. Resulta un servicio a la causa feminista de agradecer al ex vicepresidente del Gobierno, en la línea de su discurso.
Nada de lo que hace Pablo Iglesias desde hace justo una década, cuando el 15 de mayo se constató en España la indignación y el hambre de cambio que él supo surfear con arte e inteligencia, es inocente o irreflexivo. Su apariencia fue, y es, un asunto sobre el que se le preguntó repetidamente. En 2014, por ejemplo, a Jordi Évole le dijo que se había quitado el piercing de la ceja porque se lo pidió “el equipo de campaña de las narices”. “Estas cosas las tiene uno que asumir y no me gustan nada”.
Iglesias es, aparte de unos de los políticos españoles con mayor impacto en la última década, un especialista en comunicación. Sabe muy bien –al menos dos veces ha citado a George Lakoff en el Congreso de los Diputados– que el enmarcado ( o framing en inglés) es un fenómeno que altera el modo de ver del público. Sabe que vestir de un modo u otro (“la estética es una manera de transmitir un mensaje”, le dice a Évole en esa entrevista), vivir en un sitio u otro, dejarse ver con uno u otro... todo suma en nuestra imagen pública.
La foto no es una pillada de un paparazzi, por supuesto. Iglesias cedió la foto a Pedro Vallín, de La Vanguardia. Fue tomada por Dani Gago, el fotógrafo oficial de Podemos. Posa con el libro Me cago en Godard del propio Vallín, se la envía a éste y, supuestamente, el periodista le pide si puede publicarla. Su corte de pelo no tendría importancia si el protagonista no hubiera querido hacer de su apariencia, un símbolo. Y lo cierto es que Pablo Iglesias sí lo ha querido. También ha fallado a veces, como con su nueva casa.
La política es el ámbito en el que se dirimen temas relevantes de la vida pública, pero también es espacio de juego de símbolos y celebración de ritos. Entre otras cosas, Iglesias demuestra con este ‘corte de coleta’ ser gran conocedor de la fuerza de esos ritos y símbolos. Un minuto de silencio por su coleta.