“Cuanto antes se denuncie mejor, las primeras horas son las más importantes”
● El comandante Manuel Ruiz, al frente de la Policía Judicial de Guardia Civil en Almería, desmiente el bulo de que las familias tengan que esperar un día
En la mesa de su despacho en la Comandancia de Almería, frente a la pantalla del ordenador, se intercalan fotografías de sus familiares y recuerdos artesanales de sus hijos con las carpetas cargadas de dosieres, apuntes y periciales de una docena de desaparecidos. Almerienses que se tragó la tierra un día cualquiera sin previo aviso y a los que no se ha podido localizar nunca dejando sin cerrar historias de angustia y dolor de padres, hijos y hermanos. Los expedientes prioritarios siempre están ahí, entrando y saliendo de los cajones al más mínimo indicio, porque nunca se deja de buscar aunque pasen los años, la investigación se mantiene abierta mientras la herida esté sin cicatrizar y las familias sin duelo.
El comandante Manuel Ruiz, jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Almería, explica que los casos no prescriben. Ni tan siquiera el de Lourdes García aunque hace más de un año fuera señalada la comparecencia pública en el Juzgado de Instrucción nº 1 de Roquetas para declararla oficialmente fallecida a petición de la hermana. Sigue en la base de datos y se coteja el ADN de sus familiares con los cadáveres sin identificar. Es más, el pasado año se realizaron nuevas inspecciones en su Peugeot 206 encontrado tras su desaparición en octubre de 2009 con las puertas abiertas, la llave puesta en el contacto y mal aparcado en las inmediaciones de la plaza de toros. Fue uno de los últimos trabajos de Elton, uno de los canes más reconocidos del Servicio Cinológico, antes de morir. Buscó huellas y pruebas biológicas como ya hiciera en su día con el cuerpo de Diana Quer o en el operativo de Gabriel. Sólo a partir de cierta edad, en la que se presume la muerte natural, se archiva la búsqueda. Pero no es el caso de Lourdes ni de otro centenar de almerienses que se mantienen en el registro de personas desaparecidas y restos humanos sin identificar (PDyRH) del Ministerio del Interior. Lucía García de Turre o Juan Andrés Barranco de Adra figuran en ese listado de almerienses en paradero desconocido con un señalamiento policial repleto de preguntas que se amontonan. Desde que se puso en marcha la sistemización de datos en 2010 se han presentado más de 4.800 denuncias en la provincia, de las que sólo quedaban activas un 15% al cierre de 2020.
Un porcentaje irreal, muy por encima de la media nacional, vinculado a las continuas fugas de los menores extranjeros de los centros de protección. Con el paso de los años la estadística de denuncias sin cerrar suele caer de media por debajo del 3%. Manuel Ruiz es uno de los 120 agentes que integran la red nacional de expertos y responsables policiales creada para dar respuesta a las desapariciones. Codo con codo con el teniente coronel Pedro Herrera, jefe de operaciones de la Comandancia de Almería, lideran desde hace años los equipos de búsqueda e investigación de los casos, siendo la inmensa mayoría (89%) voluntarios.
A continuación estarían los involuntarios asociados a personas con deterioro cognitivo y neurodegenerativo, trastornos mentales o las que hayan podido sufrir accidentes. La tercera y última clasificación de las desapariciones son las forzosas en las que se aprecian indicios de criminalidad. Ahí es donde se pone toda la carne en el asador. “Son las que más nos preocupan” porque implican mayor riesgo al tener su origen en un hecho criminal.
Sean de la tipología que sean, dado que al principio es inviable discernir su prioridad y riesgo, es fundamental presentar la denuncia lo antes posible. La Guardia Civil desmiente la falsa creencia de que hay que esperar un tiempo prudencial de 24 horas antes de solicitar ayuda. “Cuanto antes se denuncie mejor, la estadística nos dice que las primeras horas son las más importantes”.
Manuel Ruiz entiende que este bulo en ocasiones ha dificultado investigaciones policiales. Si bien es cierto que conviene hacer una serie de averiguaciones previas antes de comunicar la desaparición, cuando no haya motivo aparente de un retraso prolongado y ni amigos ni familiares tengan constancia de su localización hay que acudir al cuartel o comisaría a iniciar el expediente. De inmediato los datos pasan al PDyRH del Centro Nacional de Desaparecidos y el aviso estaría accesible en cualquier punto del país.
El 35% de las denuncias cesan dentro de las primeras 48 horas y hasta un 67% lo hacen en menos de dos semanas. El comandante Ruiz detalla que cuando avanzan las horas los teléfonos se quedan sin batería y la investigación se hace más compleja. La primera búsqueda es menos selectiva y amplia, cerca de caminos y zonas de trán
Cuando una familia está buscando a su hijo es difícil decirle que está localizado pero no quiere saber nada de ellos”