Diario de Almeria

EL VIRUS QUE NUNCA FUE

- INMACULADA URÁN / JAVIER FORNIELES Escritores blogasonde­mar@gmail.com

BASTA darse una vuelta por el Paseo marítimo para comprobar que la normalidad ha vuelto. La gente chapotea feliz en el agua o juega en la arena, alegre y confiada. Se diría que la pesadilla del virus finalizó. Lo único que no queda claro es cuándo terminó lo de la pandemia: ¿fue hace meses o quizás hace años?

Sin duda, los seres humanos cambiamos como el viento. Dos telediario­s nos llenaron de temor. Dos telediario­s sobre el ritmo de vacunacion­es bastan para que todo quede depositado en el olvido. Forma parte de la naturaleza humana mirar a otro lado, no ref lexionar sobre lo que nos inquieta. Por eso resulta una sabia estrategia dejar a los enfermos en recintos alejados, evitar que mueran en casa. Nuestro objetivo como especie consiste solo en reproducir­nos. Igual que el virus. Amor, juventud o alegría son simples palabras que recubren ese mandato. Es verdad que con frecuencia complicamo­s las cosas. Pero cualquier desgracia reafirma esta idea. La peste, una guerra o la pandemia sirven, al final, para potenciar en los que sobreviven el ansia por mantener viva la especie.

En realidad, lo del virus ha sido una purga eficaz, selectiva: ataca a los mayores, aligera las cuentas de las pensiones y fortalece al poder. Nada que ver con las guerras del pasado, con el sacrificio cruento de los jóvenes. Si no ha salido de un laboratori­o, casi sería una pena. Creceremos pronto el 6%, nos dicen con alborozo. Y un mantra se repite sin cesar: son muchos más los beneficios que riesgos. Desde lo del muerto al hoyo, no oíamos, por cierto, una frase tan cínica como afortunada, ni tan jaleada por la izquierda y la derecha.

Vemos a los jóvenes felices en la playa y no podemos juzgarlos con severidad. Ellos solo son la punta de lanza de la especie. Con el verano retozan bajo el sol o posan infatigabl­es ante el móvil. Al fin y al cabo, actúan y viven en su mundo como los políticos. No están vacunados los de 60 y se nos anuncia ya que les va a tocar a los de 40. La pandemia es algo del pasado. Quizás nunca existió. Las nuevas cepas ni están ni se las espera. Ahora toca disfrutar: ver la Eurocopa y recibir turistas. Lo ocurrido estos meses servirá solo para alimentar la diversión. Europa paga la ronda. Saldrán alguna novela, varias series. Y dentro de poco resultarán tan aburridas como hablar de la guerra de Cuba. ¿Quién pierde el tiempo mirando las hojas caídas?

Forma parte de la naturaleza humana no reflexiona­r sobre lo que nos inquieta

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