Diario de Almeria

NO ES UNA GUERRA; ES UN GENOCIDIO

- ENRIQUE DE AMO ARTERO Catedrátic­o de Matemática­s de la UAL enrideamo@gmail.com

El pasado sábado me encontré una foto en Facebook que me impactó: una niña, que parecía mi nieta, sentada sobre una enormidad de escombro resultado de un ataque del ejército israelí sobre población palestina, estaba sentada agarrando una muñeca rosa. Mi vello se erizó como pocas veces he podido experiment­ar. Sabía que no era ella, porque aquella no era nuestra tierra. Me vino a la cabeza lo que tantas veces en Almería expresa nuestra satisfacci­ón de vivir por aquí, “qué orgullo ser español” o “cuánto arte ser andaluz”. Sentí un impulso y la compartí en Facebook.

En 1948, el mismo año en el que la ONU aprobó la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos, esa misma organizaci­ón también aprobó la creación del Estado de Israel: ese pueblo que, errante, andaba sin un espacio físico donde clavar el asta de su bandera. Fue en un territorio donde no ha dejado de ampliar su tamaño a costa de “expropiar” terrenos del pueblo palestino. Hoy, en un mundo donde la palabra de cualquier imbécil vale tanto como una resolución de la ONU, poco cuesta refutar lo que acabo de afirmar. Pero la realidad es tozuda, y aquellos territorio­s concedidos en 1948 no eran con el encargo de extenderlo­s a cualquier costa. El Estado de Israel no existía antes de 1948. El palestino fue reconocido por la ONU en 2012; y a éste se le asignó un territorio equivalent­e al 75% de nuestra provincia, para una población siete veces mayor; una de las zonas más pobladas del mundo.

Pero, ¿cómo es posible que un pueblo que sufrió el exterminio genocida del nazismo soporte hoy a un Estado que aplica estas políticas de aniquilami­ento? Una vez más, se salvan los individuos: desde hace ya, Barenboim o el desapareci­do Shahak, sienten vergüenza de ser israelíes. Eso, “israelíes”, que no “israelitas”: el pueblo elegido por Yahvé… ¡hasta Jesús tuvo que enmendar a su Padre, sugiriendo a los suyos ir más allá!

El resto de la historia lo conocemos: unos malos malísimos armados, cuyo mal es no haber ganado una guerra en unos territorio­s sobre cuyos mapas escribimos “Tierra Santa”. Los intereses cruzados de los estados nacionales en cada conflicto sólo permiten el posicionam­iento ético, una a una, de las personas que los conformamo­s, y es el respeto a la vida y promoción de la dignidad de cada prójimo. Lo demás, no es conf licto, es genocidio. Quien no aparece aquí es el Imperio británico, que algo tuvo que ver en esto…

La ONU asignó a Palestina un territorio equivalent­e al 75% de Almería para una población siete veces mayor

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