UN MUNDO, UNA SALUD
EXISTE el consenso entre la comunidad científica de que los cambios ambientales a los que asistimos desde hace décadas subyacen a la crisis de salud pública derivada de la COVID19. Ésta y otras pandemias aparecidas en el siglo XXI que hasta ahora habían sido controladas, como la del virus del Nilo, el ébola, o el virus del síndrome respiratorio agudo (SARS), nos muestran que las tasas de aparición de enfermedades emergentes pueden estar incrementándose como consecuencia del cambio climático, la deforestación y el comercio ilegal de especies animales. Ante esta amenaza es necesario desarrollar un enfoque de salud pública que implique la cooperación y colaboración intersectorial, y tenga en cuenta de manera integrada la salud humana, animal, y la del propio planeta. Este enfoque avalado por la Organización Mundial de la Salud y la ONU recibe el nombre de “One Health” (Una Salud), y para su desarrollo se necesita contar con profesionales de la Biología, la Medicina, la Veterinaria y el Medio
Es necesario integrar salud humana, animal y ambiental y que implique la colaboración intersectorial
Ambiente. No basta sólo con poner a los laboratorios de los centros de investigación y universidades, o de las empresas farmacéuticas a fabricar vacunas, y ni mucho menos con la aplicación de dichas vacunas sólo a la población de los países desarrollados. Para superar las crisis de salud pública como la que estamos viviendo, necesitaremos vacunar a toda la población mundial, y hacer que las actividades humanas sean más sostenibles, reduciendo particularmente las tasas de deforestación y el tráfico ilegal de especies. Como estamos viendo, la biotecnología se ha revelado como uno de los grandes avances de la humanidad. Gracias a ella en apenas un año disponemos de más de media docena de vacunas que nos ayudarán a adquirir la inmunidad de rebaño pronto. Sin embargo, no debemos caer en nuestra habitual perspectiva cortoplacista. Necesitamos crear un entorno en el que el enorme crecimiento de la población humana no sea el caldo de cultivo para las siguientes pandemias. Para disminuir su riesgo de aparición deberemos apostar también por una mejora de la salud animal, y por una sociedad con mayor compromiso ambiental. En un mundo globalizado y con la población humana creciendo en todos los rincones del planeta, los impactos ambientales no se limitan a la pérdida de biodiversidad o la alteración de los paisajes, son también el origen de la merma en nuestro bienestar.