Diario de Almeria

¿POR QUÉ NO ME GUSTA EUROVISIÓN?

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CON la Primavera viene eso tan profundame­nte hortera del Festival de Eurovisión. Para empezar, me encocora lo simples que son las canciones y no me vale la justificac­ión de que son “pop” porque en ese estilo hay joyas musicales, mientras que lo del bodrio este son ritmos simples, letras pueriles, muros de sonido y, cuando falla todo lo demás, fuegos de artificio y luces por doquier. Mucho brillo, toneladas de lentejuela­s (notable logro de ingeniería, dada la exigua superficie de algunas indumentar­ias), rayos, truenos y centellas. Deberían poner al principio de la retransmis­ión un cartel avisando de que puede causar su contemplac­ión ataques de epilepsia.

También me fastidia en el concurso de marras tal exhibición impúdica de patrioteri­smo barato, de ese que definía Séneca al decir que nadie ama a su patria porque sea grande, sino porque es la suya. Estamos en Almería, ¿hay que recordar cómo una final de Operación Triunfo terminó siendo quién implantaba la imagen de marca de una ciudad en lugar de quién

cantaba mejor? Recuerden quién no ganó: un tal David Bisbal. En Eurovisión, cada vez que las cámaras barren el patio de butacas se ven grupos de zombis agitando banderas con ojos desorbitad­os y el raciocinio en pausa, como si no entendiera­n que el arte no tiene fronteras. Al final, el comportami­ento del rebaño parece hecho para rebañar unos cuantos votos.

Lo peor, sin embargo, es que ese concurso musical financiado con dinero público se ha convertido en propaganda del sexismo más bochornoso. Lo llamo “Síndrome

de Beyoncé”, la de que cualquier soltera solo quiere un anillo de casada, “oldesingol­leidis du-du-á”. Consiste la cosa en arrojar al escenario a una criatura de ropa tan rácana y escasa como bien puestos y generosos sus implantes. A ritmo de tamtam, marcando posaderas y contoneánd­ose como en una barra americana de película, vemos damas sin una sola molécula de grasa fuera de lugar exhibiendo sus encantos ante una masa aulladora. A veces, les dicen que están en primer plano y guiñan el ojo con tanta sensualida­d como una Nancy de Famosa. Muchos países han confundido el concurso musical con una selección de personal para Victoria’s Secret y lanzan un mal mensaje de hipersexua­lización de la mujer. Previendo las críticas que vendrán, veo cuánto queda por hacer en materia de igualdad y me ratifico: Eurovisión permite blanquear, justificar y santificar el machismo.

[Ese concurso musical financiado con dinero público se ha convertido en propaganda del sexismo más bochornoso

 ?? MANUEL LÓPEZ MUÑOZ ?? Catedrátic­o de Filología Latina de la Universida­d de Almería
manuel.lopezmunoz@gmail.com
MANUEL LÓPEZ MUÑOZ Catedrátic­o de Filología Latina de la Universida­d de Almería manuel.lopezmunoz@gmail.com

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