Zizou se despide otra vez
● La falta de respaldo que sufrió en momentos críticos convence a Zidane de una segunda marcha
No por esperada resulta menos dolorosa para el Real Madrid una nueva renuncia de Zinedine Zidane. El club deseaba su continuidad a pesar de firmar un año sin títulos, pero el francés abandona por razones hasta ahora inéditas. La frustración de no haber cumplido objetivos y la falta de respaldo en sus momentos más críticos, asoman como argumentos de peso.
El portazo tras Kiev cogió por sorpresa a las altas esferas del Real Madrid. Nadie podía imaginar que instalado en el éxito, Zidane decidiese renunciar a todo y optar por el descanso. Acababa de pasar a la historia como el primer técnico que conquistaba tres Champions consecutivas. El adiós de Cristiano Ronaldo, la poca previsión en el club de un sustituto de garantías, la pérdida de fuerza de su mensaje en el vestuario en una plantilla que se dejó ir en Liga y Copa, impulsaron la decisión del técnico francés. Ahora, las razones son distintas.
Zidane es un ganador, el segundo técnico más laureado de la historia del Real Madrid pero a buen seguro el primero en trascendencia de sus éxitos. Pese a las dificultades de un curso repleto de problemas y lesiones, sin refuerzos a un proyecto que necesitaba un impulso, con argumentos que sostienen la decisión del club de no dudar sobre su continuidad, a Zinedine nada le calma la sensación de frustración.
Y Zidane actúa con esa responsabilidad, desde una postura reflexiva y madurando su decisión. No la compartió con nadie, apenas con su confidente, su mujer Veronique. Ninguno de sus jugadores, por importantes que sean para él, conocían una decisión que no comunicó en el vestuario ni en el momento de la despedida tras el final de Liga y menos aún cuando algún peso pesado le preguntó directamente en conversaciones privadas.
Nunca antes Zidane sintió que el respaldo del club no era el adecuado. Ha sido su año más duro, con momentos tan críticos como el vivido bajo su eterna maldición en la Copa del Rey, eliminado a las primeras de cambio por un Segunda B como el Alcoyano en un borrón en el que jamás quiso aparecer. En su primera etapa, la derrota copera ante el Leganés marcó el inicio del fin. En la segunda, esa noche en Alcoy, extendió su leyenda negra en su competición maldita, la única que no conquistó, y que cerraba una semana negra al dejar escapar la Supercopa de España.
En su encierro afectado por el coronavirus, Zidane sintió la crítica más que nunca, atisbó filtraciones y añoró una defensa de mayor contundencia desde el club que algún mensaje público de Emilio Butragueño. De ahí su fuerza en el regreso, con una rueda de prensa que marcó un antes y un después. Su petición de respeto con golpe en la mesa, no iba solo dirigida a los medios que cuestionaban su continuidad.
La plantilla arropó a su entrenador y desde entonces firmó el mejor registro invicto del técnico francés, en Liga. Porque las únicas derrotas llegaron ante el Chelsea en unas semifinales de Liga de Campeones que sintió era el techo al que podía llegar. La limpieza en el vestuario anunciada por Florentino Pérez es un papel en el que nunca estuvo cómodo Zidane. Y eso que hay rendimientos deportivos que no admiten discusión, como el brasileño Marcelo o Isco.
Sergio Ramos
Defensa del Real Madrid
ZZ, único e irrepetible. Te deseo todo lo mejor. Te lo mereces, te lo has ganado”