¿KITCHEN O COISINE?
LOS hosteleros de Almería y Córdoba han presentado el proyecto “Kitchen”, dentro de un convenio entre la Junta de Andalucía y las dos provincias para promocionar la gastronomía y el turismo de ambas. Esto me trae a la memoria a un almeriense y un cordobés que fueron pioneros en la defensa y puesta al día de la cocina de su tierra. Hace más de medio siglo, cuando empezaba a despegar el turismo, los restaurantes más famosos practicaban cocinas de corte francés, como Jockey o Zalacaín en Madrid, Via Véneto o Reno en Barcelona. En Andalucía los más laureados eran los restaurantes marbellíes del belga Schiff, el austríaco Horcher y el suizo Ghirardelli, también apegados a esa cocina francesa que dominó el mundo casi dos siglos. Por eso tienen tanto mérito José García Marín y Antonio Carmona Gallardo. Pepe abrió en 1962 El Caballo Rojo en Córdoba, donde rescató viejos recetarios cordobeses –califal, judío y mudéjar- que puso al día y creó nuevos platos basados en ellos. Tuvo muchos imitadores y seguidores, lo que convirtió a Córdoba en capital gastronómica de Andalucía durante lustros. Por aquellos mismos años, en Vera, Anto
Antonio convirtió el ambigú de un cine de verano en restaurante reconocido mundialmente, Terraza Carmona
nio convirtió el ambigú de un cine de verano en restaurante reconocido mundialmente, Terraza Carmona. No fue fácil: el público no entendía eso de ir a un restaurante de categoría para comer lo mismo que comía en su casa. Todos los días hacían pelotas, ajo colorao, torticas de avío, gurullos, talvinas…que iban a la basura casi en su totalidad. Al día siguiente volvía a hacerlos. Así que el citado proyecto tiene buenos antecedentes. Además, ambas provincias tienen sólidos sectores gastronómicos con productos de primer nivel mundial, y restaurantes punteros como Noor o Choco en Córdoba y nuestros La Costa, Alejandro y la propia Terraza Carmona. Lo único que me chirría es “Kitchen”, anglicismo innecesario amén de inexacto: los anglosajones nombran así a los fogones y a la sala en la que se guisa. Para cocinar usan “cook”; y para nombrar una cocina refinada, de calidad, dicen “cuisine”, como en francés. Aquí somos devotos de nombrarlo todo en inglés. Incluso a palabras como festival, le ponemos un acento en la e para que suene inglés. Es explicable usar anglicismos en sectores como la técnica o la informática, pero usarlos en gastronomía no tiene ningún sentido.