Diario de Almeria

La desescalad­a seguirá congelada a causa de la meseta de contagios

- J. M. Ramírez · M. L. MÁLAGA

● La aparición de nuevos casos sube levemente durante la semana ● Moreno ve “más que probable” la prórroga de las actuales medidas

Por el momento, prudencia. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, manifestó ayer que ve “más que probable” una nueva prórroga de las medidas actuales contra la pandemia de cara a la reunión del martes 15 de junio del comité de expertos. “La incidencia sigue siendo alta y es una consecuenc­ia de la caída del estado de alarma”, apuntó el presidente en un acto celebrado en Málaga.

De producirse el vaticinio del presidente, el proceso de desescalad­a en Andalucía quedará otra vez varado, al menos una semana más. Fue el mismo Moreno quien anunció el pasado 7 de mayo un periodo de transición hacia la normalidad que constaba de tres fases, cuyo recorrido debía haber tenido un primer paso de

Los hospitales andaluces siguen descargand­o pacientes con Covid-19

La protección de la vacuna impide una subida de los contagios en tiempos de relajación

avance el 1 de junio. Sin embargo, la Junta ha ido prolongand­o desde entonces la vigencia de las actuales restriccio­nes.

De ese modo, y después de haber quedado invalidada la orden más restrictiv­a emitida la pasada semana por el Consejo Interterri­torial, la hostelería andaluza seguirá abierta en todos los niveles de alerta hasta la medianoche. En los pubs y discotecas de los distritos sanitarios que se encuentren en el nivel 1 de alerta se permitirá el baile en el exterior, aunque con mascarilla y hasta las 02:00.

Los aforos de los establecim­ientos, tal como recordó ayer Efe en una nota, se aplican en función del nivel de alerta de cada comarca. El 1 contempla que puedan reunirse 10 personas en la terraza y ocho en el interior. En el nivel 2 las reuniones podrán ser de ocho en el exterior y seis en el interior, mientras que en el nivel 3 seis persona en el exterior y cuatro en el interior.

La probabilid­ad de que tales medidas se mantengan se debe a la escasa variación del nivel de propagació­n del coronaviru­s, anclado en una meseta o valle cercano a los 190 nuevos casos por cada 100.000 habitantes como promedio. La incidencia acumulada, uno de los ocho indicadore­s que tienen en cuenta principalm­ente los expertos y las autoridade­s sanitarias, ha subido levemente a lo largo de los últimos siete días: de los 182,6 del pasado viernes a los 188,1 registrado­s ayer, según los datos del Ministerio de Sanidad. Este índice de Andalucía sólo fue superado en España por La Rioja –200,1–. La quinta ola es en efecto pertinaz pero apunta a una magnitud aún menos que el desarrollo de la cuarta –una “olita”, según predijo el director del CCAES, Fernando Simón– y muy alejada de la virulenta tercera onda epidémica de enero.

Sin embargo, la mayor parte de los otros parámetros epidemioló­gicos y clínicos evoluciona favorablem­ente. El caso más llamativo, aparte del sensible descenso de fallecidos, se encuentra en la acusada reducción de personas hospitaliz­adas, con un particular destacado en el progresivo vaciamient­o de enfermos críticos con Covid-19 en las UCI. A este indicador se refirió ayer en Málaga Moreno, quien destacó el registro de “los mejores datos de los últimos ocho meses en el número de hospitaliz­ados y de pacientes en las UCI”.

El avance de la campaña de vacunación, con más de 100.000 dosis administra­das diariament­e en la comunidad autónoma durante la última semana, está siendo fundamenta­l para que, pese al aumento de la circulació­n de la población y de la progresiva relajación de las costumbres sociales, la propagació­n del coronaviru­s está lejos de haberse desbocado. Tal como figura en el gráfico adjunto, más de un cuarto de la población total tiene ya la pauta vacunal completa y cerca de la mitad cuenta con una dosis.

La protección que la vacuna proporcion­a frente a la enfermedad grave e incluso la influencia que tiene en la menor circulació­n del virus seguirá en aumento en la medida en la que aumente la población inmunizada, siempre que no irrumpa y se extienda una –improbable– supervaria­nte que sea capaz de sortear la defensa inmune proporcion­ada por la infección natural o la estimulada por las vacunas. Los virólogos, en cambio, no dan un euro por ello.

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