El ‘Elcano’ vuelve cargado de héroes
El SARS-CoV-2 ha sido el verdadero protagonista de este XCIII Crucero de Instrucción del buque escuela Juan Sebastián Elcano, que ayer culminó en el puerto de Cádiz. La pandemia lo que obligó a la dotación a mantenerse recluida en espacios confinados y reservados exclusivos durante todo el viaje, incluidas las escalas en puerto. Estas circunstancias, aparte de haber aportado un excepcional valor añadido a esta circunnavegación de la Tierra, ofrecen una muestra del extraordinario ejemplo de profesionalidad, superación y espíritu de sacrificio de la dotación de este buque-escuela que arribó a su Cádiz con un pasajero excepcional aunque no nuevo en la cubierta del Elcano: el rey Felipe VI. El sábado por la tarde el Elcano quedó fondeado en aguas de la Bahía gaditana, donde se preparó la recepción del Rey. Finalmente llegó a bordo de la fragata Victoria para pasar la noche “como uno más de la tripulación”. Así lo contaba Rebeca Correa, capitán habilitada, que destacaba que su majestad “creo que ha llegado a cruzar palabra con todos los miembros de la dotación”. La presencia del Rey le dio un grado más de elegancia a un acto ya, de por sí cargado de emotividad. El Elcano se encontró en el puerto de Cádiz con el buque anfibio Galicia, que quiso dedicarle una bienvenida muy especial entre vítores dedicados tanto a España como al Rey. El buque fue recibido bajo los sones de la banda del Tercio Sur de Infantería de Marina, que se encargó de interpretar el himno de España que tuvo que batirse en duelo con las más de 20 salvas que salieron tanto de babor como de estribor minutos antes de que accedieran a bordo algunas autoridades militares para mantener una pequeña reunión tanto con el Rey como el resto de autoridades de la Armada. Minutos despues, Felipe VI descendía por la escala entre vítores y aplausos del numeroso público asistente y entre decenas de gritos de viva España y viva el Rey, que no dudó en acercase a las vallas de seguridad para saludar personalmente y dar las gracias a los familiares de la dotación del Elcano. La palabra “héroes” fue, tal vez, la más repetida tanto por el público asistente como por las autoridades presentes en el puerto de Cádiz. No les hacen falta medallas ni títulos ni certificados. Todos ellos, tanto los 62 guardiamarinas como los 197 hombres y mujeres que han compuesto su tripulación vuelven a sus casas con los buenos y malos sabores que dejan en el paladar el que ha podido ser el viaje más difícil de este buque-escuela en su larga trayectoria. / J. BENÍTEZ