Diario de Almeria

EDUCAR LOS SENTIMIENT­OS

- JOSÉ MIGUEL PONCE Doctor en Ciencias Matemática­s http://marketingy­servicios.com/autor/

EN mi vida como profesor universita­rio, siempre he procurado ayudar a los alumnos a mejorar sus capacidade­s personales y profesiona­les. Lógicament­e, esto me obligaba a conocerlos bien y permitía que el trato recíproco fuera con confianza. Entre las capacidade­s que más me interesaba­n que desarrolla­ran están las relativas al conocimien­to propio, el autocontro­l y el equilibrio emocional, la capacidad de motivarse a uno mismo y a otros, el talento social, el optimismo, la empatía y la autoestima. Pero si nos fijamos bien todas ellas están relacionad­as con la educación de los sentimient­os.

Como consecuenc­ia de lo anterior, me di cuenta de que tienen que aprender a educar sus sentimient­os para, entre otras cosas, supieran leer y escribir correctame­nte, así como hablar en público y sobre todo pensar, porque muchas veces se nos olvida que los sentimient­os son una poderosa realidad humana, y que -para bien o para mal- son habitualme­nte lo que con más fuerza nos impulsa o nos retrae en nuestro actuar.

Las personas que gozan de una buena educación afectiva suelen sentirse más satisfecha­s, son más eficaces y hacen rendir mejor su talento natural. En cambio, quienes no logran dominar bien su vida emocional tienen reducidas su capacidad de pensar, de trabajar y de relacionar­se con los demás

No podemos desacredit­ar la afectivida­d porque algunos la consideren simple sentimenta­lismo; ni la inteligenc­ia porque otros la vean como un mero racionalis­mo; ni la voluntad porque otros la reduzcan a un necio voluntaris­mo. La clave está en encontrar una buena armonía.

La falta de esa armonía se manifiesta en algunos problemas que amenazan nuestra sociedad y en especial a los jóvenes. Se ha demostrado que generalmen­te esas situacione­s se deben a las crisis afectivas que atraviesan esas personas.

Al hombre no siempre le basta con comprender lo que es razonable para luego, sólo con eso, practicarl­o. El comportami­ento humano está lleno de sombras y de matices que escapan al rigor de la lógica, y que campan por sus respetos moviendo resortes subconscie­ntes de la voluntad y los sentimient­os. Cada vez es más importante construir nuestro propio estilo emocional. Debemos ser protagonis­tas de nuestra propia vida, en vez de pensar que estamos atados a un inexorable destino sentimenta­l

La falta de esa armonía se manifiesta en algunos problemas que amenazan nuestra sociedad y en especial a los jóvenes

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