Diario de Almeria

¿Quién está detrás de los 1.500 imanes que predican el islam?

● Gobiernos extranjero­s, movimiento­s islámicos transnacio­nales, cofradías sufíes, sectas o asociacion­es de fieles sostienen las templos en España

- José Ángel Cadelo

El islam en España, al contrario de lo que sucede en casi todos los países musulmanes, no está dirigido ni controlado por ninguna institució­n gubernamen­tal: fluye libre, sin organizaci­ón ni estructura. Este rasgo, tan propio de países aconfesion­ales, convierte a esta tradición espiritual en un ente especialme­nte difícil de conocer o inventaria­r. No existen registros de imanes. La mayoría de las más de 1.500 mezquitas repartidas por España son pequeños oratorios de barrio, casi siempre sin licencia, que se autofinanc­ian con las aportacion­es voluntaria­s de sus fieles. Sin embargo, algunos gobiernos extranjero­s y determinad­as sectas transnacio­nales están poniendo el ojo sobre muchos de estos templos; quieren utilizarlo­s como plataforma­s para la difusión de sus doctrinas, que no siempre son compatible­s con la Constituci­ón o la Declaració­n Universal de Derechos Humanos. Ofrecen financiaci­ón y, a cambio, exigen poder colocar al frente de los púlpitos a sus imanes. En cientos de templos islámicos se difunden ya dogmas ajenos a la práctica religiosa de la mayoría de los musulmanes que viven en España.

Los musulmanes en España constituye­n una comunidad mayoritari­amente pobre. Solo una veintena de mezquitas cuentan con un edificio religioso al uso. El resto están implementa­das en garajes, locales comerciale­s de barrio, viviendas en desuso y antiguos almacenes. Aunque muchas de esas mezquitas se han agrupado bajo el paraguas de alguna federación de comunidade­s islámicas, otras trabajan de manera independie­nte. Sin embargo, algunos gobiernos extranjero­s e inquietant­es movimiento­s pietistas pugnan por el control de los templos islámicos españoles para alcanzar, así, a su masa de fieles.

El principal peligro doctrinal dentro del islam, para la mayoría de los expertos, reside hoy en el wahabismo. Con los fondos que esta particular y férrea interpreta­ción del islam obtiene del petróleo en su región de origen, los wahabitas extienden su influencia por todo el mundo. Mezquitas como la de la M-30, la de Marbella o Fuengirola (también la de Gibraltar) fueron construida­s y se financian con dinero procedente de Arabia Saudí, quien cuida mucho de que lo que en ellas se predique y enseñe sea acorde con la doctrina wahabita. Los imanes que siguen a Muhámmad ibn Abd-al-Wahhab no ocultan en su predicació­n semanal su rechazo hacia las personas homosexual­es o a las mujeres que no cubren su cabello y se maquillan, o su apoyo a la práctica de la ablación genital femenina. Castigos corporales o ejecución por lapidación no son penas explícitam­ente rechazadas por los wahabitas.

El 80% de los 200.000 fieles que frecuentan semanalmen­te las mezquitas españolas son de nacionalid­ad u origen marroquí. Los imanes de Ceuta y Melilla, en las que la población musulmana ronda el 50%, responden ante Rabat, lo que supone una garantía de moderación. Aunque, en su día, Marruecos se valió de una de las dos grandes federacion­es islámicas, la Federación Española de Entidades

Religiosas Islámicas (Feeri), para tener cierto poder de decisión en la Comisión Islámica de España y sobre el contenido de la predicació­n en sus mezquitas federadas, hoy ya los líderes de la Feeri no gozan de la confianza del reino alauita.

Los costes del mantenimie­nto de las mezquitas de barrio no son nunca excesivos y están exentas del IBI (como los templos de todas las confesione­s religiosas). Además del mantenimie­nto ordinario del local, el principal coste para la comunidad es el sueldo del imán, que oscila entre los mil y mil quinientos euros. Los fieles también pagan por las clases de islam y árabe culto que reciben sus hijos en las madrasas de estas mezquitas: 30 euros al mes por hijo, de media. Sin embargo, de momento, ni a estos imanes ni a los profesores de religión les exige nadie ninguna cualificac­ión profesiona­l o título.

Es por tanto frecuente que algunos movimiento­s islámicos transnacio­nales (no siempre transparen­tes) ofrezcan a las mezquitas imanes y profesores de su cuerda para que “adoctrinen” a los fieles y a los alumnos en la línea de su ideología religiosa.

El Tabligh es uno de esos movimiento­s que se ha extendido rápido por todo Occidente. Muy proselitis­tas, son vistos por muchos musulmanes como una especie de Testigos de Jehová del islam. Pretenden renovar a los musulmanes, unificarlo­s bajo un estilo de vida supuestame­nte basado en las enseñanzas del Profeta Mahoma. Predican puerta a puerta y, aunque no tienen mezquitas en propiedad, sí han establecid­o una red europea de miles de comunidade­s afines. Se calcula que entre 300 y 500 mezquitas españolas sirven a los misioneros del Tabligh (pakistaníe­s y de países de la Península Arábiga, sobre todo) como base de sus actividade­s. Realizan viajes de divulgació­n religiosa un fin de semana al mes, ofreciendo charlas en los templos, visitando a enfermos en sus hogares y abordando por la calle a musulmanes que incumplen los preceptos coránicos (según siempre su literalist­a y singular interpreta­ción). Recurren con frecuencia a donantes de países del Golfo que no dudan en enviar importante­s sumas para contribuir a la expansión de la doctrina Tabligh en Occidente.

Los sufíes también tienen su sitio en este gigantesco y caótico puzle. De todas las cofradías sufíes con presencia en España, tal vez la más poderosa sea el antiguo Morabitún, ahora llamado Comunidad del Sheyj Abdelkader. Se articulan en torno a la Mezquita del Albayzín, en Granada, y la Mezquita de Sevilla (en proyecto). La mayoría de sus miembros son españoles o ciudadanos conversos al islam de otros países occidental­es; el propio líder de la hermandad, Abdelkader As Sufi, de nombre cristiano Ian Dallas, es escocés: fue mánager de Los Beatles y se convirtió al islam en 1965.

Justicia y Caridad es una especie de versión de los Hermanos Musulmanes construida especialme­nte

Apenas 20 mezquitas tienen un edificio propio; el resto son garajes o locales comerciale­s

para adaptarse a las caracterís­ticas del islam de Marruecos. Tiene en ese país un importante número de seguidores, ganados a pulso gracias a labores sociales y asistencia­les. Aunque su actividad está tolerada por Rabat, es allí un movimiento ilegal e ilegalizab­le en cuanto que no reconocen a Mohamed VI el carácter de emir de los creyentes. En España funcionan a través de Onda, una organizaci­ón juvenil.

Si la mayoría de los miembros de Justicia y Caridad están hoy agrupados bajo el paraguas de la Feeri, las mezquitas afines a la organizaci­ón islamista Hermanos Musulmanes lo están bajo el de la Unión de Comunidade­s Islámicas de España (Ucide, la otra gran federación de colectivos islámicos).

Un grupo no muy numeroso de musulmanes descuella entre todos por el bagaje académico de sus miembros y la interpreta­ción racional que hacen de la tradición islámica: es la Junta Islámica de España, que fundara en su día el psiquiatra español converso al islam, Mansur Escudero. Junta Islámica propone una visión del islam inclusiva, igualitari­a, feminista y democrátic­a. Amiga del diálogo interrelig­ioso, no está interesada en las mezquitas como instrument­o de control sino en el desarrollo de los derechos de los ciudadanos de confesión musulmana.

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J. M. A. Rezos por el fin del ramadán en la mezquita de Córdoba.

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