Diario de Almeria

LAS RAZONES DE FERROVIAL

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DON Rafael del Pino Calvo-Sotelo ha trasladado su empresa Ferrovial de España a los Países Bajos (antes Holanda). El Gobierno, que no se entera, se ha cabreado y amenaza con mandarle los inspectore­s de Hacienda y hasta los hombres de negro. Parece que el Gobierno no sepa que las leyes españolas sobre la libertad de empresa están hasta en la Constituci­ón, con lo que un empresario se puede llevar su chiringuit­o a donde le salga de sus entretelas. Item más, la única misión de la empresa es ganar cuanto más dinero, mejor. Como las ganancias son ya jugosas, ahora toca ahorrarse impuestos. A Ferrovial le ha ido siempre más que bien: ya en la época de Curro el de los Pantanos, el padre de don Rafael se puso las botas con el cemento de las presas y disfrutó de grandes prebendas del Estado. Con la democracia no le ha ido peor, ni mucho menos. Creció, entre otras cosas, absorbiend­o Agromán y ampliando su radio de acción en el mundo. La internacio­nalización (de esta y de otras empresas constructo­ras españolas) se ha beneficiad­o del cambio democrátic­o de España, la entrada en la U.E. y la consiguien­te mejora de las relaciones internacio­nales. Relaciones, por cierto, propiciada­s por las gestiones de la Monarquía y los Gobiernos. Las grandes construcci­ones públicas –autovías y AVE, fundamenta­lmenteles han permitido crear músculo, ese músculo del que ahora presumen.

Como la inmensa mayoría de sus obras las realizan mediante concesión administra­tiva y, consiguien­temente, dinero público, esto explica que mucha gente esté indignada con la huída hacia el “país de los tulipanes”. Los indignados -el Gobierno y más gente- se quejan de que España pierda una empresa de bandera que, encima, desprestig­ia al país dudando de su seguridad jurídica. Los patriotas de banderita en el reloj y en el collar del perro, se escandaliz­an por el acoso a la libertad de empresa, y no les importa el perjuicio que causan a esa patria de la que tanto presumen. Y tienen razón, pero se les olvida aducir la razón auténtica y positiva por la que se muda Ferrovial al norte de Europa: la pertinaz sequía, agravada por el imparable calentamie­nto global. Resulta que el clima de Madrid, sede actual de Ferrovial, se ha puesto imposible para la salud de don Rafael. Y encima, la falta de agua supone que no tienen suficiente para hacer la mezcla y el hormigón de sus múltiples obras. Y en Holanda, está claro que hay agua hasta para echarle un chorrito al Macallan.

Los patriotas de banderita en el reloj se escandaliz­an por el acoso a la libertad de empresa

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