Verde y blanco es igual a vida y pureza
El verde es una manifestación de vida. Es un resurgir, una renovación. El primer brote de una planta de color verde en una extensión de tierra significa el renacimiento que sigue al invierno. En las fotografías, vemos el esplendor del verde alrededor de un campesino cosechando el primer té del año en Japón. En el mundo animal, los verdes también están presentes, como puede verse en la imagen de un macho de quetzal guatemalteco. La existencia de verde muestra salud y vitalidad. El verde nos mantiene vivos a todos. La vasta red verde de nuestro planeta exhala el oxígeno que inhalamos los humanos y forma una relación cíclica de vida y muerte que debe ser protegida y preservada. En la exposición, una novia y sus invitados bailan en la calle en Skopie, en Macedonia. Y es que el color de los comienzos y los finales es el blanco. El color de la pureza. Etéreo, inmaculado y prístino. Su delicadeza puede verse en el pelaje de algunos animales -como el lémur de Madagascar que protagoniza una de las fotografías de la muestra. Pero también puede ser abrumador, pues absorbe todos los demás colores, como en la imagen del iceberg antártico por donde pasean unos pingüinos. cuando todo muere, el rojo vive en el acebo brillante y las bayas de invierno. Las venenosas ranas dardo advierten de su letalidad a los depredadores con un color rojo brillante.
En nuestro planeta estamos constantemente rodeados de tonos de azul: en un lago resulta relajante y en el cielo da buena cuenta de su inmensidad. En el océano, en cambio, nos dirige hacia el fondo, hacia lo desconocido. Un ejemplo de esto último son las fotografías de un góbido que descansa sobre una almeja gigante en el lecho marino de Indonesia o el par de focas cangrejeras que hacen la siesta sobre un bloque de helo flotante en la Antártida. Desde la antigüedad, el azul se ha entrelazado con la religión. Se ve en el sereno azulejo turquesa que se encuentra en las mezquitas y también el brillante cerúleo que crepita entre los dedos de Zeus en la mitología griega.
El morado es misterioso. Lavanda, ciruela, berenjena, todos los tonos de púrpura son sorprendentemente diferentes. El púrpura es suave pero insistente. Existe en las primeras horas de la mañana antes de que el sol emerja en el horizonte, como en la imagen protagonizada por una foca de Groenlandia que descansa sobre el hielo del Golfo de San Lorenzo, en Canadá, bajo el cielo crepuscular, y también, en otra tonalidad, en los colores del otoño que vemos en la panorámica del río Missisquoi en Estados Unidos.