LA CRÓNICA
Curado de espanto, Rubi retomaba la normalidad en el once para medirse al Athletic introduciendo en la alineación inicial a Chumi y Arnau para dibujar un 1-4-4-2 que se metamorfoseaba en 1-4-1-4-1, con Samu de pivote y Suárez en punta, o en 1-4-4-1-1, con Melero ejerciendo de segundo delantero por detrás del colombiano.
El equipo saltó bien plantado al terreno de juego y tuvo la primera gran ocasión, una incursión de Baptistao por el costado zurdo en la que tal vez el atacante brasileño se precipitase al rematar cuando el portero tapaba bien el palo en lugar de ponerla atrás.
Todo había arrancado con orden y concierto, pero este Almería tiene la mandíbula frágil y acusó el primer golpe del Athletic en demasía, como si le cayera una losa de varias toneladas encima. La acción, a priori sin mayor peligro, nació en un saque de banda que intentó despejar Chumi descuidando su marca sobre Nico Williams, que recibía un buen pase de Sancet. El extremo vasco se coló entre líneas y el intento de Ely por llegar a la cobertura resultó infructuoso, sacando el menor de los Williams un disparo con la zurda sin excesiva dureza, pero que sorprendía a Fernando al escurrírsele el esférico por debajo de la axila.
A partir de ese instante -no se habían cumplido todavía diez minutos de juego-, los rojiblancos dieron un bajón considerable, aunque Suárez lo intentaba con un disparo de zurda que atajaba abajo Unai Simón. El centro del campo, como ya ocurriera en el Metropolitano, seguía sin carburar con naturalidad. Ni Samu ni Robertone generaban juego en la medular, mientras Melero estaba demasiado alejado de la zona de creación y Baptistao muy escorado en banda izquierda, lejos del área.
El Athletic supo leer el partido e interpretarlo a la perfección, con Sancet, Herrera y Guruzeta impartiendo cátedra en apoyo al compañero y distribución de juego. Las ocasiones para los visitantes fueron sucediéndose. Iñaki mandaba alto un disparo al cuarto de hora y rebasado el ecuador era Sancet quien enviaba también por encima del larguero otro remate tras centro de Yuri precedido de un control con el pecho pasmosamente libre de marca dentro del área pequeña. El propio Sancet probaba fortuna minutos después con un disparo lejano y cruzado que se iba fuera tras una incursión en las inmediaciones del área rojiblanca.
Acogotado, el Almería no reaccionó hasta el tramo final del primer acto. Primero lo intentó Robertone con un derechazo raso que se marchaba cerca del poste. Y luego entraba en escena Arnau Puigmal, que volvió a demostrar su gran estado de forma mostrándose muy activo por banda derecha. En el 33’ enviaba un gran centro que Suárez cabeceaba a las manos de Simón y ya en el 45’, al borde del descanso, hacía lo propio con Samu, cuyo testarazo esta vez se marchaba alto.
La dinámica al final del primer acto era mala y siguió siéndolo en el arranque de la segunda mitad, con un Athletic volcado a por el 0-2 y un Almería timorato que tampoco movió el banquillo esta vez durante el intermedio. Fernando, vaya tarde la suya, estuvo cerca de regalarle el segundo a los vascos en un mal despeje ante Berenguer, que había saltado en sustitución de Iñaki Williams. Solo un minuto después Íñigo remataba de cabeza al poste un saque de esquina. Y a la tercera fue la vencida.
El gol, otra vez a los ocho minutos de juego y desde un saque de banda, como en la primera mitad. De Marcos ejecutaba el saque para Sancet, quien le devolvía el esférico ya internado en el área y sin que nadie se le opusiera lanzaba un chut de rosca con la zurda que sorprendía a Fernando. Ya con el 0-2 en el electrónico Rubi introducía a Embarba retirando a Arnau, de los pocos que había llevado peligro en fase ofensiva.
Con el Athletic controlando el ‘tempo’ de juego ante la impotencia indálica, el 0-3 se veía más cerca que un hipotético 1-2, con lo que soñar con la remontada era poco menos que utópico. Tanto es así que los bilbaínos tuvieron la sentencia en el 66’, pero Zárraga no supo culminar una gran asistencia de Nico Williams que lo dejó solo ante Fernando a la altura del punto de penalti, rematando mordido.