EL FIN DE LA HISTORIA
YA nos avisaban hace algunos años que todo iba a cambiar. Los signos de los acontecimientos van confirmando este anuncio. Seguidamente surgió el horizonte 2030. En ese año la utopía se convertiría en realidad. Mas algunos dieron la alarma que a partir del año veinticinco, de este siglo, comenzarían los cambios, que estábamos inmersos en un proceso descontrolado. En la utopía del veinte treinta la historia se transformará. El progreso habrá alcanzado su cenit, y la Humanidad unida disfrutará de sus avances, todos iguales, todos buenos, sin angustias por la posesión material, como dicen, “con poco seremos felices”. ¿Pero todos? ¿También los dirigentes? Un estado mundial paternalista nos aguarda.
Todo empezó a finales del siglo XIX y primera mitad del XX. Continuando con pensadores que le dieron forma y horizonte, calando posteriormente en las nuevas generaciones de líderes políticos y empresariales, surgidos de la revolución del sesenta y ocho.
Fue Alexandre Kojève, filósofo nacido en Rusia y nacionalizado francés, quien diseñó la meta por conseguir. Soñaba con una Sociedad en la que se conjugara la igualdad y la solidaridad, imaginada en una Socialdemocracia. Las ideas de Marx se conjugan con el liberalismo, bajo las premisas del utilitarismo de J.S. Mill. El Mundo será una sociedad global, interrelaccionada, sometida a las normas de la democracia, libre mercado y socialismo. Hubo otros autores que desde sus aportaciones teóricas, incorporaron algunos matices en la teoría de este filósofo, tales como E. Weil, Lacan, Abellio o Alain Touraine. Francis Fukuyama, retomando estas ideas, propuso a Estados Unidos como el líder que protagonizaría este cambio mundial. Así se presagiaba en la década de los noventa del siglo XX. El gran imperio americano parecía ser el paraíso de las libertades, de la igualdad, escaparate de la felicidad humana que aguardaba, pero la realidad fue otra. La decadencia de esta nación, el recorte de libertades, las injusticias sociales, hicieron que cambiara de idea. Incorpora, más tarde, en esta ecuación de futuro, nuevos conceptos ya inherentes en las teorías del sesenta y ocho. Retornó, en cierta medida a las ideas de Kojeve, que son en definitiva el núcleo fundamental del diseño del devenir próximo. Aparece en estos últimos años de la civilización tradicional un nuevo factor, que se incorpora en las teorías sociales, la Inteligencia Artificial. Parece ser que ésta va a ser codirectora del cambio. El mundo feliz anunciado será realidad.
Aparece en la civilización tradicional un nuevo factor, que se incorpora en las teorías sociales, la Inteligencia Artificial