¡DESDE LA ORTOGRAFÍA HASTA EL PREMIO CERVANTES!
PERTENEZCO a una generación en la que nuestros padres reverenciaban al Maestro. Era frecuente que nuestros padres, a duras penas, habían conseguido aprender a leer y escribir. Esa frase, por sí sola, explica por qué tenían tanto interés en que nosotros aprendiéramos.
Lo primero que nos enseñaban era a leer y escribir. De hecho, recuerdo que algunas tardes teníamos que leer en voz alta alguna página de la Enciclopedia Álvarez, a breves fragmentos, poniéndonos de pié, y a la orden de “el siguiente” por el Maestro. Cronológicamente, primero don Simón y después don Rafael. El otro ejercicio frecuente, era el Dictado donde las faltas de Ortografía eran imperdonables. Con la lectura, aprendíamos a escuchar y perdíamos “el miedo escénico”. Se perdía la timidez. Y ninguno nos sentíamos superior, ni inferior, a los demás. Además, nos acostumbrábamos a leer, con lo que adquiríamos nuevos hábitos: ansias de saber, riqueza de vocabulario y mejor ortografía. Y en los dictados, éstos nos enseñaban a estar callados, pulcritud en la escritura, ortografía, y darles a nuestros padres la satisfacción de que conocíamos nuestro idioma y lo usábamos bien.
Y al llegar al Instituto, las obligaciones respecto al conocimiento de la Cultura, no hacían distinciones entre Ciencias y Letras. De hecho, mi afición a Neruda me viene de mi PREU de Ciencias, con don Pascual leyéndonos en clase la Oda a la Tipografía: “la letra / estaba viva, / el alfabeto ardiendo, / las vocales, / las consonantes como / flores curvas./ Los ojos / del papel, los que miraron / a los hombres / buscando / sus regalos, / su historia, sus amores, / …”
Esta larga disquisición viene a cuento de que ayer le entregó el Rey, al poeta venezolano Rafael Cadenas, el premio Cervantes, en el Paraninfo del claustro en el que estudiaron los místicos que cimentan sus versos y al que ha acudido en esta ocasión una magra comitiva política en la que no se encontraba el presidente del gobierno. ¡Ay, los quehaceres del cargo! En el comienzo de su discurso, Cadenas tuvo por alegato un elogio de la lengua, «el primer vínculo», y la libertad. A favor de la lengua y la democracia, contra los nacionalismos y el secuestro de cualquier libertad: más claro no pudo ser el autor de Apuntes sobre San Juan de la Cruz, también estudiante del antiguo claustro en el que hoy el poeta venezolano ha tomado la palabra para recordarnos que “el actual caos político guarda relación con la decadencia del lenguaje y podríamos conseguir alguna mejora si empezáramos por lo verbal”.
P.D. Para Carmita
Al llegar al Instituto respecto al conocimiento de la Cultura, no hacían distinciones entre Ciencias y Letras