En recuerdo de mi amigo Juan Domínguez
Otro día 16 de cada mes y ya van 8 meses. Sí ocho y parece que fue ayer. Pues temprano levantó la muerte el vuelo, demasiado temprano y quiero llevarle la contraria a Miguel Hernández y su Elegía a Ramón Sijé. Pero en esta ocasión es mi querido amigo Juan Domínguez. No hay tarde que pase y den en el reloj las 10 de la noche para recordar esas conversaciones que diariamente, sí cada día, teníamos para hablar de la salud, del Almería, del Granada, del mercado y de cuándo iba a irme a vivir definitivamente a Roquetas. Él quería tenerme cerca e ir a probar los mantecados de Laujar de Andarax, el gazpacho de Fondón y el bacalao tan rico que le vendía un amigo en el Mercado Central y él sabía que el bacalao me tiraba de locura. Un secreto, cuando por cualquier motivo me pasaba yo de la hora, cogía el teléfono y al otro se oía con desgana e imitando su voz… Quién es? No sé quién llama a esta hora? Yo, por supuesto me partía de risa y lo mandaba freír espárragos. No exagero si además de su ausencia, pienso que toda la provincia de Almería lo echará de menos. Desde Almería capital, Viator, Pechina, Huercal y tantos pueblos que esperaban a sus fiestas y actos importantes para llamar al bueno de Juan a ser el alma de cualquier escenario, pues su sola presencia, aunque pequeña, pero grande en su voz lo llenaba todo. A mí la comida era lo menos, lo importante era tu verso…y Antonio Luis ha dicho…para a continuación salir disfrazado con su nariz de payaso. Ya todo lo bueno que pase a tu familia, será obra tuya y yo me sentiré terriblemente feliz con ellos. “A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero
Antonio Luis Gallardo (e-mail)