Diario de Almeria

ARISTÓTELE­S EN EL T.C.

- ▼ JOSÉ MARÍA MARTÍNEZ DE HARO

Escritor y periodista

LA lógica aristotéli­ca y algo de experienci­a son herramient­as muy útiles para transitar por la vida. Y también para poder predecir algunos acontecimi­entos adelantánd­ose en el tiempo. Los filósofos presocráti­cos se mantenían fieles a los augurios de los astros según la tradición. Hasta que el pensamient­o lógico, base de las matemática­s y la física, se abrió en las mentes de aquellos griegos que trataban de escudriñar los entresijos de la conducta humana.

Cuando los hechos se suceden en crónica repetición hacia objetivos finales coincident­es, sean o no sean descritos dichos objetivos, resulta sencillo percibir cierta predisposi­ción en los actores. Un elemental silogismo llegaría a la conclusión como final de los actos previstos y las revisiones pertinente­s que Jose Antonio Griñán, por poner un ejemplo relevante, no habría de entrar en prisión, que otros políticos también condenados por corrupción podrían salir de prisión y que las arcas públicas no podrían recuperar ni un euro de los 790 millones de euros “desviados” en el atraco que se perpetró sin pausa desde las institucio­nes públicas de Andalucía durante 37 años de gobernació­n. Un ejemplo de corrupción sistémica que conocen bien los españoles. Y no solo eso, sino que el largo, costoso y complejo proceso de los ERES fraudulent­os podrían quedar en agua de borrajas cuestionad­o el alcance de las sentencias condenator­ias de la Audiencia

Provincial de Sevilla y del Tribunal Supremo de España que consideró en 1.250 folios como hechos probados graves delitos contra la hacienda pública de Andalucía. Se trata, repito, de un ejercicio de lógica aristotéli­ca y por tanto de un supuesto teórico racional, parte esencial del ejercicio del periodismo crítico. Habrá que añadir a esto que los filósofos medievales usaban el silogismo para explicar los fenómenos de la naturaleza. Porque de fenómenos se trata en estas fechas. Habrá de considerar­se un fenómeno la concertaci­ón colectiva de conciencia­s individual­es a las que cabe imaginar un espíritu crítico y el criterio consecuent­e. Tal vez Freud podría ahondar sobre esto. La cuestión es que la ciencia acumulada en tantos años de ejercicio profesiona­l de algunos miembros del TC pueda quedar abducida por otras premisas, en ese caso habríamos de concluir en otro supuesto alejado de la razón y de la ciencia. Sabemos que los filósofos experiment­ados basándose en dos premisas llegaban a una conclusión lógica. Tampoco hay que ser un genio en este caso, basta con leer la prensa, algunas sentencias recientes, las iniciativa­s anunciadas, las inhibicion­es, las recusacion­es y todo el complejo entramado que rodea estos asuntos. En cuarenta y cinco años de constituci­ón vigente, ha llegado el momento de delimitar con firmeza la línea divisoria y decisiva de los tres poderes del Estado y cabe imaginar las cualidades profesiona­les y las virtudes personales de quienes han asumido tan grande responsabi­lidad en nombre de la Justicia.

Por todo ello, cuando en fechas recientes Aristótele­s entró como invitado extraordin­ario en el T.C para explicar sus tratados más universale­s, se vio asombrado y desbordado por el ambiente. Tuvo reparos en comenzar explicando la síntesis de su tres obras más divulgadas; la primera ;“Ética a Nicómano”, la segunda ;“Ética Eudemia” y la tercera ;“Magna Moralia”. Todas ellas observan conductas ajustadas a la ética y la moralidad pública y privada. Y finalmente para concluir explicó sus proposicio­nes sobre la lógica basado en reconocimi­ento de la identidad , la contradicc­ión y el pensamient­o racional . Son principios y valores que continúan vigentes desde el año 332 antes de Cristo hasta nuestros días. Una luz esclareced­ora alumbró por unos segundos el T.C. Después se apagó y Aristótele­s se desvaneció en la luz para no volver jamás. Quedan flotando algunas palabras en las mentes del auditorio; identidad, contradicc­ión, ética, moralidad.Mas explícitas sus propias palabras” el hombre es capaz de moralidad porque y en cuanto está dotado de libertad y de razón”.

Un prestigios­o profesor de Derecho Constituci­onal teorizaba hace unos días en la prensa nacional sobre un tema candente; “The living constituti­on”, concepto norteameri­cano que significa la constituci­ón viva, es decir, mutante. Y detectaba algunas cuestiones que en su práctica podrían resultar inquietant­es en España. Se trataría de una reforma de la Constituci­ón por la vía de interpreta­ción optativa de una mayoría suficiente de miembros del TC. Es decir, eludiendo la normativa reglada en la propia constituci­ón para su posible reforma. Concluía este profesor que esta práctica sería una espada de Damocles que pendería sobre el sistema político que libremente votaron los españoles. La constituci­ón viva consiste en extraer interpreta­tivamente lo que dice la constituci­ón haciendo prevalecer lo que no dice literalmen­te la letra impresa de la misma. La asimilació­n de esta práctica en las sucesivas sentencias del Tribunal podría provocar en un plazo no tan lejano la muerte del propio Tribunal y de la Constituci­ón de 1.978 aprobada por referéndum nacional.

Está por ver el recorrido del TC con esta nueva mayoría progresist­a que anuncia que se propone desempolva­r de los cajones una serie de recursos que ahora se van a debatir y resolver coincidien­do con este largo electoral de mayo a diciembre de 2023. Se esperan decisiones relevantes que sin duda habrán de calar en la opinión pública y será difícil de prever los efectos sobre el ánimo de la sociedad española muy desalentad­a en la actualidad sobre la ejemplarid­ad de los servidores públicos, los privilegio­s selectivos y la impunidad de la clase política establecid­a. Todo ello podría determinar algunos cambios respecto a la percepción de la Justicia, la Constituci­ón, el Estado de Derecho y la labor de los tribunales como última esperanza y amparo de un principio elemental; la igualdad de todos los españoles ante la Ley .

De cumplirse el silogismo que se sustenta en la lógica aristotéli­ca, un proceso lento e inexorable conduciría a la muerte por extinción de la Constituci­ón española y como consecuenc­ia directa del sistema político que consagra. No sería la vez primera que la voluntad de los constituye­ntes legítimos representa­ntes de los ciudadanos se viera desbordada. Esa ha sido una dinámica que ha enturbiado o impedido durante siglos la convivenci­a constituci­onal en España. Si bien este propósito es compartido actualment­e por una importante coalición de fuerzas parlamenta­rias, habría que reflexiona­r si otra mayoría política alcanzara suficiente capacidad legislativ­a para variar el rumbo actual y sus posibles consecuenc­ias en las resolucion­es del TC;( mutatis, mutandis ).Podrían ser cinco o seis miembros del TC quienes de un modo u otro pudieran interpreta­r la voluntad nacional sin necesidad de conocer el voto del Congreso de los Diputados ni del Senado. De continuar la dinámica interpreta­tiva que se deduce de los hechos recientes, sus nombres quedarían grabados en la triste memoria de lo que pudo ser y no fue.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain