“El uso de ‘random’ o ‘en plan’ es parte del lenguaje identitario de los jóvenes”
–¿Cómo se interpreta el uso repetitivo de cierto vocabulario entre los más jóvenes como
–La palabra random, del inglés, ha desarrollado otro sentido: es algo aleatorio, pero también se ha lexicalizado con el significado de persona o cosa poco previsible, rara, extrema. Habría que estudiar hasta qué punto esas voces vienen para quedarse o sencillamente marcan una moda y las personas que las utilizaban dejan de hacerlo. En mi opinión, son banderas que tiene el joven para diferenciarse de otras generaciones y de pertenencia a ese grupo. –¿Y los manidos
–La expresión en plan ha perdido su sentido hasta desemantizarse y usarse para todo. En exposiciones orales, los alumnos meten en plan
constantemente. Diría que lo emplean para llenar un silencio. Este y otros casos son palabras o frases comodín de los jóvenes, pero no de todos. En el ámbito universitario, los alumnos de Filología, con predilección por la lectura, emplean un vocabulario diferente de los que están en Secundaria o de los que no llegan a la Universidad. –Podemos encuadrarlas en jergas juveniles...
–Todas las épocas están marcadas por gente joven que ha pretendido distinguirse de sus mayores. Algunas palabras se rescatan del pasado. En mi época, en Málaga se decía esto es muy perita y ahora se vuelve a escuchar entre los jóvenes. Hay palabras que a veces se quedan en el olvido condicionadas por los momentos sociales, económicos, los cambios tecnológicos y la internacionalización. El inglés está muchísimo más presente por las redes sociales, y todo eso influye. Se va creando un tipo de lenguaje identitario de los jóvenes que sus padres parece que no conocen. Como ha sucedido en el pasado, llegará un día en que estos jóvenes dejen de usarlo. Son modas pasajeras.
–Los diccionarios son una de sus especialidades. El internet ha cambiado completamente su uso.
–Totalmente. Desde el punto de vista comercial, la lexicografía está en un interrogante hoy en día. En las librerías aún hallamos diccionarios y hay editoriales fuertes en el mercado, como SM, pero en papel la gente no consulta los diccionarios y las destrezas para buscar en él se están perdiendo. A un golpe de clic tenemos lo que necesitamos. En la red se recurre a
wordReference, detrás del que está el diccionario Espasa;
diccionarios.com, basado en el Larousse-Vox, y al diccionario de la Academia (rae.es),
que usa casi todo el mundo.
Auxiliadora Castillo Carballo (1966, Málaga), enamorada de la docencia y la investigación, tuvo un maestro de excepción como investigadora: el gran lexicógrafo Manuel Alvar Ezquerra, con quien trabajó en el Tesoro Léxico de las Hablas Andaluzas, el Diccionario de Voces de Uso Actual (DVUA) y los indigenismos léxicos. Profesora titular de Lengua y Literatura de la Universidad de Sevilla, lleva 26 años en la ciudad, a la que llegó tras su beca de investigación en la Universidad de Málaga. Especialista en lexicología, es autora de importantes trabajos sobre fraseología y lexicografía y coordinadora del Máster de Enseñanza del Español como Lengua Extranjera de la US. Le apasiona la literatura y el fado.
–El formato en papel ha quedado en desuso...
–El Diccionario de la Lengua Española en papel (2014) ya no se consulta, mientras la RAE va por la sexta actualización de la versión digital (23.6 de 2022). Competir con las actualizaciones digitales de la Academia es complicado. Por eso hoy las grandes
editoriales no actualizan los diccionarios en papel: publican reediciones de versiones anteriores por falta de demanda del público. Obras de grandes lexicógrafos en papel, como Seco o Moliner no están digitalizadas; van a ser para el especialista, no para el gran público. El futuro del diccionario en papel está totalmente
puesto en entredicho. Mucha gente ni siquiera busca en la web de la Academia y se va a Google.
–Ahora como nunca lo digital ha universalizado el acceso al diccionario. –Efectivamente. Para los lexicógrafos, lo bueno del formato digital es la inmediatez, si bien le falta la visión panorámica y global de la palabra que te ofrecía el papel. Para nosotros los diccionarios de papel tienen un encanto especial porque hemos dedicado nuestro tiempo a su elaboración y corrección.
–Las opciones de consulta que ofrece la Academia son innumerables.
–Sí, la Academia ofrece vía web el Diccionario de Americanismos, el Diccionario Esencial, el Diccionario del Estudiante, incluso un Diccionario jurídico, un Diccionario histórico, entre otros.
–Para el investigador los recursos lexicográficos son amplísimos.
–Es muy valioso el acceso que ofrece la Academia a diccionarios de otras épocas, como el Nuevo Tesoro Lexicográfico,
donde puedes consultar diccionarios desde Nebrija (¿1495?) hasta la edición oficial de 1992. En plataformas, la Biblioteca virtual de la Filología Española es una herramienta muy potente que impulsó Manuel Alvar Ezquerra en la Universidad Complutense y cuya labor ha continuado la profesora María Ángeles García Aranda. Ofrece un arsenal de digitalización de obras lexicográficas, más de 5.000 ediciones sobre todo de diccionarios que antaño estaban perdidas en bibliotecas.
–¿Qué destacaría de su maestro el lexicógrafo Manuel Alvar Ezquerra?
–Me abrió las puertas de la investigación y del conocimiento y me supo guiar, siempre al lado para apoyar. Dentro del ámbito hispánico su figura ha sido muy reconocida, sobre todo por el Tesoro Léxico de las Hablas Andaluzas. Como lexicógrafo estuvo detrás de los diccionarios VOX y bajo su dirección se revisaron los diccionarios generales de la lengua española de VOX, el DALE (Diccionario Actual de la Lengua Española), diccionarios escolares y un diccionario ideológico, entre otros.
Es complicado competir con las actualizaciones digitales del diccionario de la Academia”