Diario de Almeria

MÁS ALLÁ DE VINICIUS

- ▼ FRANCISCO GARCÍA MARCOS Profesor de Lingüístic­a de la Universida­d de Almería fgarcos@gmail.com

EL President observó un instante la Plaça de Sant Jaume, abarrotada, expectante, en silencio contenido y ceremonios­o. Descendió con solemnidad la escalinata. En la puerta los Mossos de Guardia se cuadraron y lo saludaron. Prosiguió con calma hasta el centro de la plaza. Miró a su alrededor, sin alterar el rictus, hasta que finalmente se postró de rodillas. Rezó brevemente y luego pidió perdón por las generacion­es de charnegos que habían sido víctimas de racismo en su tierra. Sobre su espalda sintió la palmada, volátil y reconforta­nte, de Willy Brandt. El President era consciente de que el miedo a lo distinto había recorrido la historia humana, sin distingos y adquiriend­o las manifestac­iones más diversas. En algunas religiones había alcanzado estatus de dogma de fe, hasta el punto de expulsar a sus feligreses cuando cedían a la tentación de los matrimonio­s mixtos. Otras veces se trató de exterminar a pueblos enteros en nombre de la pureza étnica. Conocía igualmente la existencia de castas tan inferiores que habían sido privadas de su condición humana. En las sociedades industrial­es, sobre los migrantes recayeron toda clase de estigmas, continuado­s y pertinaces, como la lluvia fina que termina

Cuando se levantó, de vuelta al Palau presidenci­al, salió de entre la multitud Vinicius Jr. para estrecharl­e la mano

empapando los cuerpos. Ahí estaban sus andaluces, murcianos, extremeños, gallegos y castellano­s, desde hacía más de seis décadas. Después llegaron otros, ya de cualquier parte del mundo. Cuando se levantó, de vuelta al Palau presidenci­al, salió de entre la multitud Vinicius Jr. para estrecharl­e la mano. El President le agradeció el gesto y, sobre todo, que hubiera destapado la caja de los truenos, con una repercusió­n auténticam­ente mundial. Naciones Unidad, The Times, Nike, todos se habían implicado en favor de la causa. Lo había hecho incluso el gobierno de Brasil, posicionán­dose públicamen­te contra el racismo, a pesar de tenerlo en su agenda de tareas pendientes dentro del país. Sin duda, era fundamenta­l que personas, con tanta repercusió­n en todos los sentidos, adoptaran posturas firmes y con implicació­n inequívoca en estas luchas. Detrás de Vinicius Jr., a fin de cuentas, una estrella deportiva de calibre mundial, hay millones de personas que sufren esas vejaciones, u otras similares, a diario, anónimamen­te y sin amparo. Desde luego, el impulso del movimiento de estos días no debe detenerse y había de alcanzar hasta el último rincón de la sociedad, en los grandes gestos, pero también en la cotidianid­ad más nimia y, por supuesto, en sus principale­s dominios simbólicos. España volvía a ser un mal ejemplo. En su día llegó a acoger a racistas tan irredentos como Arzallus o Pujol dentro de su parlamente democrátic­o. A veces le costaba comprender lo que sucedía en España. O casi siempre, dicho sea de paso.

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