El personaje
–La sequía de este año se ha cebado con nuestro sector, la falta de lluvias y las altas temperaturas hasta ahora nos han hecho mucho daño. Estas últimas lluvias nos han venido muy bien, pero hemos perdido las floraciones primaverales. Escasamente nos queda un mes de primavera y si vuelve pronto el calor, nos van a durar muy poco las floraciones, por ejemplo, de tomillo. A nivel de producción de miel, el año ha sido muy malo.
-¿Sufren estrés las abejas por esta situación?
–Intentan adaptarse a la situación, pero son el principal sensor del cambio climático que tenemos encima. A tener en cuenta que la esperanza de vida de las abejas en 50 años se ha reducido a la mitad: si antes una abeja vivía 35 días, ahora apenas alcanzarán los 20, según un estudio que se publicó a finales de 2022.
-¿Es bonita la apicultura?
–Es muy relajante estar totalmente en contacto con la naturaleza. Al tener las colmenas en corazón del Parque Natural Sierra María-Los Vélez tengo la suerte de disfrutar de unos paisajes encantadores.
-¿Y dura?
–Muy dura, es muy exigente, se pasa mucho calor, por lo que hay que hidratarse muchísimo. Por ejemplo, el año pasado sufrí una deshidratación por el calor que se pasa con el mono puesto y me tuvieron que llegar a ingresas en urgencias para ponerme suero.
-Lo mejor es que hacen un producto ecológico y saludable.
–Nuestra miel es cien por cien ecológica, certificada por el CADE y analizada en el laboratorio. Todo el proceso es artesanal, siempre cuido hasta el más mínimo detalle. Mi prioridad es el bienestar animal, a la par que ofrecer una miel de calidad y con mucho sabor.
-Y mezclada con productos de la tierra, como es la almendra.
–Hemos empezado unas pruebas con frutos secos, nueces y almendras también ecológicas y reinstauradoras de suelos y paisajes.
-Para finalizar, ¿sólo miel o algo más entre manos de cara al futuro?
Por ahora sólo nos dedicamos a la apicultura, pero estamos trabajando en otro proyecto muy interesante del que informaremos próximamente.