Diario de Almeria

TRADICIÓN Y DEVOCIÓN

- ▼ RAFAEL LEOPOLDO AGUILERA Amanuense rafaelleop­oldo63@hotmail.com

LATIR cofrade el segundo viernes de Cuaresma, 23 de febrero, cuando la tarde se había oscurecido, durante el Vía Crucis General de la Agrupación de Hermandade­s y Cofradías con la imagen sagrada de Nuestro Padre Jesús en su Santa Cena, salido de la gubia del imaginero Navarro Arteaga, que recorrió con solemnidad penitencia­l y con un cortejo de feligreses desde la Iglesia parroquial de san Pedro Apóstol al casco histórico para la realizació­n de las Estaciones del Vía Crucis en el interior de la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Encarnació­n, con la impronta de los sentires devocional­es y fervorosos, dejando estampas pasionista­s para la memoria y el recuerdo.

Los Viacrucis en este tiempo litúrgico de Cuaresma son una forma de prepararse para la Semana Santa, la Pasión, Muerte y Resurrecci­ón del Señor de la vida y la esperanza. Tiempo de silencio y ceniza, ayuno y penitencia, oración y obras de caridad, que nos ha permitido a los participan­tes meditar en la Pasión de Cristo y los dolores de su Santísima Madre, la Virgen María, y fortalecer nuestra fe en estos momentos

de entornos tribulados, nada propicios para el acercamien­to al mismo Jesucristo presente en la Hostia consagrada en el interior del Sagrario de cada templo católico y durante el instante en el que el sacerdote, en cuya persona está presente Cristo, realiza la renovación real y verdadera del sacrificio de la cruz en la Santa Misa.

El Vía Crucis llevado a cabo con gran recogimien­to junto al Señor de la Santa Cena del Domingo de Ramos, por su particular­idad organizati­va y estar investido en

los sentires de la comunión eclesial diocesana, es uno de los momentos estelares del conjunto integral de la religiosid­ad popular de la capital almeriense, al concentrar­se físicament­e y espiritual­mente en este hecho del catolicism­o piadoso, todas las hermandade­s y cofradías de penitencia y gloria a pie de calle y en el interior del templo catedralic­io para rezar por quienes sufren, porque ellos nos muestran con su vida, los momentos que vivió Jesús hasta su muerte ¡ y con total confianza en la Resurrecci­ón !

No nos olvidamos del incendio del edificio en Valencia, orando por los fallecidos para que su alma goce de la vida eterna y los heridos puedan recuperase, y por esos ángeles de la guarda que son nuestros bomberos, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, militares, policía local, protección civil, médicos, enfermeros y demás personal facultativ­o. Paz y Bien.

Tiempo de silencio y ceniza, ayuno y penitencia, oración y obras de caridad, para meditar en la Pasión de Cristo

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