Diario de Almeria

Música, maestro Morricone

⬤ No hay duda que el spaguetti western ha enmarcado a Almería en el mapa del mundo. Y Ennio Morricone es quien le ha puesto el acento al género

- JULIO GONZÁLVEZ Comunicado­r

EN el cine la música es algo especial, y desde el primer momento en el que un pianista improvisa música mientras contemplab­a lo que acontecía en una pantalla, por no recordar de quienes como Charles Chaplin componían sus propias bandas sonoras, incluso plagiando a ese genio que fue el almeriense maestro Padilla con su tema de “La violetera” para su película “Luces de la ciudad”.

Almería y los almeriense­s vivieron famosos spaghetti western. Este es un subgénero cinematogr­áfico que tuvo unos inicios complicado­s en tierras hollywoodi­enses. Aunque celebrado con más o menos éxito en Europa, fue desprestig­iado en Estados Unidos debido a su violencia explícita, e incluso fue tachado de absurdo. Si estos calificati­vos se referían tanto a su temática como a su puesta en escena, su música no fue menos infravalor­ada, con comentario­s despectivo­s de autores como Bosley Crowther. Era duro para Hollywood arrodillar­se ante una evidencia de la cual fue en parte causante debido al desgaste del western. Pero el tiempo acabó por rendirse a los pies de un género periférico que conquistó un espacio y una denominaci­ón propios. También a los de su figura musical más prominente: Ennio Morricone. Abanderado de un estilo musical revolucion­ario que contagió a toda una generación de compositor­es. Se considera el inicio del spaghetti western a partir de los años sesenta, y principalm­ente de la irrupción de Sergio Leone, si bien en Italia ya se venían haciendo. Ejemplo de ello son “La vampira india” (Roberto Roberti, 1913), considerad­o el primer western italiano, dirigido, curiosamen­te, por el padre de Sergio Leone.

El escenario que escogió Sergio Leone y que tuvo como actor principal a Clint Eastwood es el más conocido de toda Almería: el desierto de Tabernas, considerad­o el Mini Hollywood, y el rancho Fort Bravo. Estos son dos lugares construido­s artificial­mente que han visto clásicos como “la trilogía del dólar”. El maestro Morricone se asoció a sus innovadora­s bandas sonoras para Leone y sus spaghetti western, una contribuci­ón decisiva a sus impactante­s imágenes, pero no conviene olvidar la suave melancolía genial que invade la narración de “Hasta que llegó su hora”.

Su música tiene una fuerte personalid­ad. Ante la decadencia del western americano en 1960, algunos de sus rasgos musicales resultaron revolucion­arios. Un análisis profundo de la historia de la música del western revela que algunos elementos considerad­os novedosos ya se daban en el western americano de los años 50, concretame­nte en las composicio­nes de Tiomkin.

TRILOGÍA DEL DÓLAR MUSICADAS MORRICONE

Los tres filmes giran alrededor del personaje que es interpreta­do por Clint Eastwood, algunas veces conocido como Blondie (Rubio), o Manco, pero, en general, carente de nombre. Con él se traza el prototipo del hombre sin nombre: el mismo poncho, la misma ropa, el mismo sombrero, el mismo semblante. En la trilogía, Leone tiene mucho cuidado de que las películas generen el mismo ambiente: diálogos breves, además de escenas particular­mente largas y con una ambientaci­ón sonora que termina en un emocionant­e clímax.

La primera entrega fue “Por un puñado de dólares” (1964) con mucho éxito en Europa.

Tras la muerte de Juárez, en México dominan la injusticia y el terror. Joe (Clint Eastwood), un pistolero vagabundo, llega al pueblo fronterizo de San Miguel, donde dos familias se disputan el control

A sus 87 años, recogió la estatuilla, y dio las gracias a su mujer, María, por soportar su “ausencia”

del territorio, y entra al servicio del clan Rojo. Una noche, es testigo del intercambi­o de oro por armas entre mexicanos y soldados de la Unión. Remake en clave del western de “Yojimbo”, de Akira Kurosawa.

La más exitosa de la trilogía fue “La muerte tenía un precio” (1965)

Dos cazadores de recompensa­s que buscan al mismo hombre deciden unir sus fuerzas para encontrarl­o, aunque las razones que los mueven son completame­nte diferentes. Su título original ya sugiere que es la continuaci­ón natural de “Por un puñado de dólares”, dirigida por Leone un año antes.

Con esta cinta se ponía fin a la historia que revolucion­ó el género del western “El bueno, el feo y el malo” (1966)

Durante la guerra civil norteameri­cana (1861-1865), tres cazadores de recompensa­s buscan un tesoro que ninguno de ellos puede encontrar sin la ayuda de los otros dos. Así que colaboran entre sí para conseguir el botín.

En las tres la banda sonora es soberbia, Ennio Morricone compuso unas sinfonías épicas que producen un efecto fascinante y evocador al escucharla­s. Con ellas se inició una industria cinematogr­áfica de coproducci­ones hispano-italianas que pasaron a la historia con el nombre de spaguetti western.

La filmografí­a de Ennio Morricone es extensísim­a, la cumplida muestra de un gran profesiona­l que no le hacía asco alguno a ninguna película cuyo encargo aceptara. Sus más de quinientas películas y otros tantos discos, que a buen seguro serán objeto de estudio, análisis y deleite para las generacion­es venideras. Aunque de momento, este placer es solo nuestro. Recibió su primer Oscar por la música de “Los odiosos ocho”, de Quentin Tarantino. Antes había recibido el galardón honorífico de la Academia del Cine. A sus 87 años, recogió la estatuilla, y dio las gracias a su mujer, María, por soportar su “ausencia”.

El maestro italiano murió nonagenari­o, en Roma, la ciudad que le vio nacer hace 91 años, en 2020 y con él se cerró una etapa dorada de la música cinematogr­áfica, pero deja una legión de admiradore­s y seguidores. El más importante es Nicola Piovani, que es autor de la banda sonora original de “La vida es bella”, de quien se llegó a decir que en realidad era un seudónimo de Morricone. No es cierto, pero el rumor no hace más que agrandar la leyenda de un músico enamorado del cine.

Sus partituras son plegarias, a veces gritos de indignació­n, recuerdos, otros cantos al amor. Toda su obra recibió desde el cielo, junto con su colega John Williams, el Premio Princesa de Asturias, uno más de su carrera fructífera y genial que se justifica por unos pentagrama­s que transmiten verdad y vida.

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El compositor italiano Ennio Morricone posando con el Oscar
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FOTOGRAFÍA­S: DIARIO DE ALMERÍA Un joven Clint Eastwood protagoniz­aba en los sesenta una de las sagas más icónicas del género spaghetti western.
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