INCLEMENCIAS DEL TIEMPO
LAS cofradías en la calle realizan cada una la escenificación de los distintos pasajes de la Pasión, no siempre porque todas ellas dependen del tiempo, en algunas ocasiones juez impecable, que desbarata en cuestion de minutos, los anhelos de los cofrades.
El frío, el viento, la lluvia... Ésta última fue el Domingo de Ramos quien tomó la palabra e hizo que con premura se aliviasen en el andar para ir a cubierto las hermandades de la Santa Cena y de la Estrella, cuando en San Pedro estaba a punto de entrar Fe y Caridad y en el patio de San Isidro, la Estrella. El cielo respondía con estruendos truenos y rayos que habían dado paso a un fuerte aguacero que pudieron evitar éstas y los Ángeles, que se refugió en la Casa del Prendimiento.
La noche se hizo aguas, en lágrimas por las mejillas de nazarenos y mantillas
La noche se hizo en agua, en lágrimas por mejillas de nazarenos y mantillas, por los ojos llorosos de los costaleros que enmudecidos contemplaban y asumían que todo se había consumado, que nos quedaban 385 días para el reencuentro de un próximo Domingo de Ramos, que el 13 de abril del 2025 nos abrirá las puertas de la Gloria a la Entrada de Jesús en Jerusalén.
Estos días son gestos, símbolos que nos irán acercando a las vivencias de un pueblo que se encontrará en el Triduo Sacro la presencia de un Dios vivo, que pasará de la muerte a la resurrección.
Es el señor de la vida, es principio y fin de los creyentes, a pesar de momentos como los vividos en el día de ayer.
Así es la Pasión, llena de cruces y sombras, llena de una esperanza y un futuro mejor. Ésta es la Pasión de cada uno, con sus cruces al hombro, buscando el aliento del de al lado.
Ésta es la Semana de Pasión.