Indiana en Almería
Desde el estreno de “Indiana Jones y el templo maldito” (1984), Steven Spielberg no quedó cómodo con el tono de aquella aventura. Aquel film rezumaba mucho humor y secuencias de gags físicos para contrarrestar sus oscuras escenas. De hecho, Spielberg ya no abogó por la idea de que Jones tuviese una nueva aventura con elementos fantasmagóricos. Esta era una de las ideas previas de
George Lucas, que incluían castillos embrujados en Escocia y fantasmas. Finalmente, Lucas dio en el clavo con la historia del Santo Grial. Aunque, inicialmente, a Spielberg tampoco le gustaba mucho. El realizador la veía similar al argumento de “En busca del arca perdida” (1981), la primera entrega de la saga. Sin embargo, Lucas consiguió convencer a Spielberg introduciendo en el espectacular prólogo a un joven Indiana Jones, interpretado por el desaparecido River Phoenix, que ya había hecho de hijo de Harrison Ford en “La costa de los mosquitos”, y a la figura paterna, Henry Jones. Así pues, la búsqueda del Santo Grial equivalía también a la búsqueda y el reencuentro con su padre. Un progenitor al que interpretaría el legendario 007, Sean Connery. Esto último fue decidido por el propio Spielberg, de esta forma, se creaba, por fin, un origen claro de Indiana Jones. En este sentido, ojo a las conversaciones entre Sean Connery y Harrison Ford, tanto en lo emocional como en lo humorístico y la química entre ambos. Por descontado que el sentido de la aventura y el misterio siguen estado ahí. Maneja un excelente balance entre violencia, aventura y comedia, tomándose en serio a sí misma cuando sus personajes están en peligro o cuando vemos a los nazis, pero insertando momentos de buena comedia cada vez que puede. Este es el resultado de “La última cruzada” (1988), donde las localizaciones en nuestra ciudad y provincia estuvieron presentes: calle Almanzor, rambla Trujillo, plaza de la Escuela de Artes y en su patio central, playa de los Escullos y un largo etcétera. Un rodaje de lujo que ensambló en nuestra luminosa ciudad a Spielberg, Ford y Connery.
En los 90 se prodigó en el género de “thriller” con títulos como “Presunto inocente”, “Juego de patriotas”, “El fugitivo” y “Air Force One” dando vida al presidente de los EEUU.
Con el cambio de siglo se prodigó menos en Hollywood, pero culminó el esperado retorno de la cuarta entrega de Indiana, “El reino de la calavera de cristal” (2008), que fue un triunfo de recaudación, pero no argumental, y apareció veinte años después de la tercera entrega. Ya metidos en 2011 volvió a combatir a seres de otras galaxias en “Cowboys & Aliens”, en esta ocasión como viejo vaquero de gatillo fácil.
La aventura volvió a llamar a la puerta de Harrison Ford a sus 81 años en la entrega que quiso volver a persuadir a los espectadores con el carisma del aventurero imperfecto que se mueve dentro del entretenimiento clásico y la nostalgia. La despedida del héroe con “El dial del destino” (2023), dirigida por James Mangold, es la quinta y última entrega de Indiana Jones que cierra el círculo que se inició hace más de 42 años en un lugar perdido del Amazonas. Esta cinta está repleta de viejos conocidos y guiños para los fans; hay un poso nostálgico. En ella, el propio Indiana es un héroe de otro tiempo que no acaba de encajar en los años sesenta. Todo ha cambiado desde entonces, también una forma de hacer y entender el cine popular de aventuras.