La Patrona
Al Consejo le pasa con la Patrona como con los traslados de la imagen que preside el vía crucis de Cuaresma o los preludios del pregón de Semana Santa; siempre cae en los mismos errores, sin voluntad de mejorar o de cambiar. Es como si la permanente, y solo la permanente, viera maravillas donde todos los demás ven todo lo contrario. El pasado domingo en la procesión de la Virgen del Rosario era un clamor entre los integrantes del cortejo y entre el público de las aceras la excesiva lentitud con la que avanzaba el cortejo y el excesivo tiempo que se empleaba desde que se oían los tambores de Rosario hasta que llegaba el paso de la Virgen –¿por qué sigue el Consejo haciendo labores de Fiscalía, habiendo tantos fiscales como cofradías?–. No repetiremos planteamientos de años anteriores ni propuestas varias que año tras año caen en saco roto. En esta ocasión, simplemente vamos a trasladar ideas que el pasado domingo lanzaron al aire tanto el público de la calle como los participantes en el cortejo. La primera es la posibilidad de reducir el número de participantes por cada cofradía. “Guión y cinco varas por cada hermandad”, planteaba uno. Esto facilitaría la agilidad del cortejo. “Y las representaciones que lleguen hasta el Ayuntamiento, y dejen que la cofradía del Rosario y el paso suban solos Sopranis, que es donde se le preparan momentos especiales a la Patrona”, planteaba otro. No le falta razón, además porque cuando las hermandades llegan a Santo Domingo no tienen dónde quedarse y se ven abocadas a entrar por una puerta de la iglesia y salir por la otra. Dichas quedan las dos cosas; el 7 de octubre del próximo año veremos si se soluciona algo.